jueves, 17 de marzo de 2016

TRABAJOS GRADO ONCE SEGUNDO PERIODO

INFORMACIÓN GENERAL:

1-DE CADA UNO DE LOS TEMAS AQUÍ EXPUESTOS DEBERÁN REDACTAR UN ENSAYO QUE CONTENGA LAS PARTES MENCIONADAS EN LA CLASE: INTRODUCCIÓN JUSTIFICACIÓN, OBJETIVO,   Y CONCLUSIÓN O CONCLUSIONES. ESTOS TRABAJOS DEBERÁN SER ENVIADOS AL CORREO ELECTRÓNICO: marizancen22@gmail.com-
CADA TRABAJO DEBE TENER LETRA ARIAL, TAMAÑO No. 12  A UN ESPACIO Y CON SU RESPECTIVO TITULO Y MARGENES DE NORMAS. DEBIDAMENTE JUSTIFICADO Y ORDENADO. CADA TRABAJO SE SUSTENTA Y SE SUSTENTA CON BORRADOR  EN MANO.
SIGA POR FAVOR LAS INSTRUCCIONES.  SE VA A DAR CUENTA QUE TODOS LOS TEMAS CONSERVAN UNA ESTRECHA RELACIÓN PERO A LA VEZ UN ES EVIDENTE Y ESPECIFICA DIFERENCIA

TEMA No. 1  "LOS COLOMBIANOS SOLO TIENEN LO NECESARIO" FECHA DE ENVÍO DEL ENSAYO
VIERNES 11 DE MARZO A MAS TARDAR 5: 00 P.M

TEMA No.2  LINEA DE TIEMPO: DE ESTE TRABAJO DEBE  REDACTAR UNA CONCLUSIÓN DE LO APRENDIDO O DE LO QUE HIZO, DE ACUERDO A LO QUE LEYÓ ESA CONCLUSIÓN NO DEBE SOBREPASAR TRES PÁRRAFOS DEBIDAMENTE CORRELACIONADOS. FECHA DE ENVÍO DE LA CONCLUSIÓN
LUNES 4 DE ABRIL A MAS TARDAR 12 M.

LOS DEMÁS TEMAS AQUÍ EXPUESTOS SE RESUELVEN EN EL ORDEN  DE CONTENIDO Y EN LAS SIGUIENTES FECHAS DE PLAZO MÁXIMO:

TEMA No. 3 MIÉRCOLES 13 DE ABRIL  12 M

TEMA No. 4  MIÉRCOLES 20 DE ABRIL 12 M
TEMA No. 5 MIÉRCOLES 27 DE ABRIL 12 M
TEMA No.6   MIÉRCOLES 4 DE MAYO 12 M
TEMA No. 7 MIÉRCOLES 11 DE MAYO 12 M
TEMA No. 8 MIÉRCOLES 18 DE MAYO 12 M.-HACER UN MAPA CONCEPTUAL  Y SUSTENTAR Y ESTE DEBERÁ PRESENTARLO EN FÍSICO.

EL TIEMPO QUE QUEDA DEL PERIODO  LO UTILIZAREMOS PARA TRABAJAR EN COMPETENCIAS CIUDADANAS QUE NO ES MAS QUE HACERLE UN REPASO A LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA. EL PERIODO SEGUNDO  INICIA EL 04 DE ABRIL AL 12 DE JUNIO.
LAS NOTAS PARA USTEDES DEL SEGUNDO PERIODO DEBEN ESTAR CUADRADAS A MAS TARDAR  LA ULTIMA SEMANA DE MAYO. OKEY.... SE QUIEREN GRADUAR? ENTONCES ESTUDIEN MUCHO.

 querido estudiantes ANTES DE ESCRIBIR Y ENVIAR CONSULTE  por favor identifique las diferencias y características de cada uno de estos conceptos , relacionemos ,  analicemos, comparemos , y digamos como esta Colombia y hacia donde con respectos a estos fenómenos. recuerde que es el PIB, PIN, INGRESO PERCA PITA, INFLACIÓN, DEFLACIÓN,  regalías impuestos  divisas, salario mínimo, canasta familiar,  para poder entender, intereses, presupuesto familiar, etc. cada uno de estos temas.

TEMA 3

DIFERENCIA ENTRE DESARROLLO, POBREZA, DESIGUALDAD Y CRECIMIENTO ECONÓMICO  EN COLOMBIA

El desarrollo económico de una región depende, entre otras cosas, de decisiones económicas tomadas a nivel regional y de políticas económicas seguidas desde los organismos decisorios del gobierno central; aun cuando el impacto de las primeras es claramente discernible e identificable, porque afecta en forma muy determinada a ciertos factores regionales, el de las segundas es menos claro porque sus efectos son más sutiles dada la aparentemente poco definida interrelación entre ellas y el comportamiento económico de las regiones.

 Sin embargo, las políticas seguidas por el gobierno central pueden tener un mayor impacto que las decisiones tomadas a nivel regional, pues ciertas herramientas utilizadas por aquel son más efectivas en afectar más directamente la estructura de incentivos para producir que las herramientas utilizadas por las administraciones regionales.

 Un caso claro de políticas manejadas por el gobierno central que afectan en forma evidente el desarrollo de las regiones es aquel de las políticas de comercio exterior, las cuales favorecerán o perjudicaran aquellas regiones que tienen potencial exportador según el modelo de desarrollo que el país escoja, sea uno que favorezca o no a la actividad de exportación; es decir, la mayor o menor apertura de una economía al comercio exterior será favorable o desfavorable para aquellas regiones que participan en forma activa en la producción de bienes y servicios cuyo principal comprador es el extranjero, antes que otras regiones del mismo país.

 La política económica colombiana ha fluctuado entre favorecer el modelo del desarrollo “hacia adentro” y uno de desarrollo “hacia fuera”. Mientras que el primero basa el crecimiento de la producción doméstica en la expansión del 1Documento presentado en el Primer Foro de la Costa Atlántica, Santa Marta, marzo de 1981. 13 mercado doméstico, el segundo pone énfasis en el mercado externo como la fuente de crecimiento de la demanda por su producción. Así, el primero le da especial importancia a la sustitución de importaciones y el segundo considera clave para el éxito económico la promoción de las exportaciones.

 Colombia ha experimentado con los dos enfoques y evidentemente ellos han afectado en forma diferencial a la Costa Atlántica, una región cuya característica principal es ser un área productora de bienes de exportación y con un enorme potencial para exportar productos agrícolas tropicales.

 El objeto de este trabajo es presentar unas hipótesis sobre el impacto económico de los modelos de desarrollo económico seguido entre 1950 y 1980 y que pudieron haber incido el desarrollo de la Costa Atlántica (Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Guajira, Magdalena, Sucre), y las perspectivas de la región según sea la política comercial externa por seguir en los próximos años. 2. Modelos de desarrollo en Colombia entre 1950 y 1980 Los treinta años comprendidos entre 1950 y 1980 enmarcan dos períodos bastantes diferenciados del enfoque de la política económica del país, en particular la referente al comercio exterior. Es así como el período comprendido entre los años 1950-1966 puede considerarse como de sustitución de importaciones y el período de 1966 a 1980 como de “promoción de exportaciones”, aunque para ser correctos es más de uno de menor gravamen a las exportaciones .

El primero de los dos períodos anteriores se caracterizó por otorgar altas tasas de protección a ciertos sectores de la economía productores de bienes sustitutos de importaciones, por imponer fuertes restricciones administrativas a las importaciones de bienes y servicios, por tener un peso tremendamente sobrevaluado (tasa de cambio muy baja) y, en algunos años por impuestos a las exportaciones.
 Las exportaciones de café fueron gravadas en forma explícita y con tasas de cambio diferenciales o con impuesto ad valorem. El segundo período, 1967-1980, se caracteriza por una reducción gradual de la protección a los sectores más protegidos y por un apoyo explícito a las exportaciones a través de un subsidio directo y de crédito; sin embargo, entre 1967-1969 las restricciones a las importaciones fueron muy fuertes, de manera que  La política de sustitución de importaciones comenzó en Colombia en 1931 como resultado de los acontecimientos económicos de la Gran Depresión de 1929; esta política pretendía hacernos autosuficientes en productos agrícolas e industriales. Sin embargo, se le puso mayor énfasis al desarrollo industrial., que la era importante de la liberación de importaciones comienza en la década de los 70. Un punto notable para destacar en este período es el ajuste gradual de la tasa de cambio que permitió mantener y aumentar los incentivos reales a las exportaciones, lo que despejó considerablemente el panorama de los inversionistas que deseaban entrar en actividades de exportación. Como punto anecdótico vale la pena mencionar que quien se opuso al establecimiento de este sistema al comienzo de la década de los 60 luego lo implantaría como presiente de Colombia en 1967. El manejo flexible de la política cambiaria, más los desarrollos ocurridos en los mercados internacionales en la década de los 70, en los cuales hubo un aumento fuerte en los precios de los productos de importación y exportación de Colombia, permitieron reducir la protección relativa al sector importador y, por ende, significó un mejor tratamiento para el sector exportador.

Los acontecimientos de la década de los 70 representan un cambio radical en relación con lo que estábamos acostumbrados en los 50 y 60 y significan un tratamiento más favorable para el sector exportador en general y para el agrícola en particular. Durante esta década se observa un tratamiento más equitativo a las diversas actividades productivas y, por lo tanto, a las diferentes regiones del país; es así como vemos surgir en forma rápida las economías de ciertas regiones y decaer las de otras.

 En la medida en que había regiones productoras de bienes que antes eran tratadas discriminatoriamente y ahora no, su ingreso real ha tendido a mejorar; mientras tanto, aquellas regiones cuya actividad económica estaba concentrada en la producción de bienes de sectores protegidos han visto declinar su ingreso en relación con el de otras regiones del país. El problema de proteccionismo excesivo en la década de los 50 y 60 fue el resultado de una tremenda confusión entre industrialización, modernización y consecución de altos niveles de vida.

 Mientras es cierto que la gran mayoría de los países que tienen un alto nivel de vida son industrializados, no necesariamente se requiere industrializarse para alcanzar un alto nivel de ingreso; así, aunque Canadá es un país cuyo ingreso proviene sobre todo del sector primario –agricultura y minería– y sus exportaciones tienen una alta proporción de bienes primarios, nadie se atrevería a decir que este no es un país “industrializado”, como sinónimo de un país con alto nivel de ingreso.


Argentina en los primeros treinta años de este siglo tenía uno de los niveles de ingreso per cápita más altos del mundo y estos provenían esencialmente de la actividad agrícola. Esta misma confusión entre industrialización, modernización y alto nivel de ingreso impidió ver todo el proceso de desarrollo tecnológico que hubo  en la agricultura mundial o través del desarrollo de nuevas variedades, nuevos insumos químicos o invenciones de maquinaria más eficiente y más adecuada a las diversas circunstancias de los países; de hecho, las técnicas de producción en la agricultura se han modernizado en forma tan rápida como las del sector industrial, y en el caso particular de Colombia es quizás en el sector agrícola donde han ocurrido los avances tecnológicos más importantes del país.


Por otra parte, la actividad de exportar mantiene a los exportadores de productos básicos tan actualizados de los acontecimientos internacionales como a los de productos elaborados o a los importadores de bienes intermedios y bienes de capital que se utilizan en la producción de bienes elaborados en el sector industrial.

De la aparente necesidad de sustituir importaciones de productos semielaborados o elaborados con el fin de “agregar valor nacional”, no importaba a cual costo, el resultado de tratar de elaborar bienes semielaborados y elaborados fue el de gravar las actividades productoras de bienes primarios a través de precios controlados, más bajos que los internacionales, con el fin de reducir los costos de producción de las actividades transformadoras para hacerlas competitivas internacionalmente. El resultado fue desestimular la producción de bienes primarios y la adopción de nuevas tecnologías, reduciendo así el ingreso potencial de las regiones productivas de este tipo de bienes.

 En la aplicación y diseño de la política económica resultante de las ideas anteriores no se vio clara la dirección de casualidad de que para tener una industria de exportación constitutiva de importaciones eficiente era necesario tener una producción de bienes primarios internacionalmente, pues en la medida en que esta última sea competitiva existe una alta probabilidad de que las actividades transformadoras de este insumo también sean eficientes a niveles internacionales.

 Poco sentido tendría establecer una industria para abastecer el mercado doméstico y exportar basada en la utilización de un insumo doméstico cuya competitividad internacional se desconoce o es muy frágil. El resultado final de todas estas políticas que pretendían modernizarnos, elevarnos el nivel de vida y mejorar los términos de intercambio de nuestra exportaciones –esencialmente de productos primarios– fue el de restringir el volumen de comercio y el de tirar los términos de intercambio domésticos en contra del sector primario del país.

En la medida en que la protección aumentaba, se restringían las importaciones y el volumen de exportaciones requerido para financiarlas se reducía; por lo tanto, al necesitarse menos exportaciones era necesario darles menos estímulos. Es clara la conclusión: la política de protección desestimulaba la producción de bienes primarios al bajarles su precio, y 16 ponía en ejecución interna lo que se criticaba acerbamente a nivel internacional, cual era el “envilecimiento” de los precios internacionales de los productos primarios por supuestas maniobras de los países industrializados.

 Esta retórica de no permitir la explotación de los países de la periferia por los del centro ha sido el asidero intelectual para justificar la explotación de las regiones periféricas por las regiones del centro de un mismo país; la aplicación de un tratamiento desigual en materia de incentivos para los productos procedentes de distintas regiones sirve para explicar, en parte, por qué unas regiones, a pesar de ser tan “ricas”, son tan pobres y por qué otras son tan “ricas” aun cuando no tienen los recursos para serlo. El sistema de política comercial que imperó durante los 50 y 60 y que todavía impera en el país, aunque en forma más atenuada, fue un mecanismo para extraer recursos de unas regiones periféricas y transferirlos en forma velada o explícita hacia otras regiones (centro); la Costa Atlántica, por ser una región productora de bienes primarios, sufrió las consecuencias negativas de una política que pretendía eliminar la explotación de la periferia por el centro.

La economía de la Costa Atlántica dentro de la economía colombiana Para comprender el impacto de la política económica global y de la polí- tica de comercio exterior en particular es conveniente situar en su adecuada perspectiva a la economía costeña. Se   puede concluir que la Costa Atlántica es una región esencialmente agrícola, pues el sector agropecuario contribuye con 35 por ciento del pib regional; sigue en orden de importancia en el sector comercio que genera el 21.1 por ciento del pib de la región mientras que el sector industrial contribuye sólo con el 14 por ciento del valor agregado de la región. En relación con la participación de la Costa en el pib sectorial es notoria la contribución de la agricultura costeña a la agricultura colombiana, con el 28 por ciento de valor agregado por el sector; esta contribución es aún más notoria cuando observamos que la Costa contribuye con sólo el 19 por ciento de pib colombiano. De nuevo cabe destacar 3 Aun cuando aquí nos referimos sólo a la Costa Atlántica, nuestras afirmaciones son generalizables a las zonas productoras de bienes primarios de exportación del país –cafetera y de agricultura tropical.
 La participación del sector comercio de la Costa dentro del sector comercio colombiano y también la importancia del resto del sector primario costeño dentro de la producción de dicho sector en el país.

De lo anterior  se puede concluir que la Costa Atlántica es, esencialmente, una región de bienes primarios, con una alta participación del sector comercio en la producción de la región, y que la actividad manufacturera presenta una proporción relativamente pequeña de la producción total de la región;.
 en resumen, la Costa puede caracterizarse como una región productora de bienes primarios.

  ¿Qué tipo de bienes esperamos entonces que comercie la Costa Atlántica? Siendo fundamentalmente la Costa una región productora de bienes primarios, su principal renglón de exportación lo constituirán estos productos, mientras que sus principales renglones de importación serán bienes manufacturados que adquiere del resto del país o de los mercados internacionales. Es claro, entonces, que para aumentar el ingreso real de los habitantes de la Costa es crucial subir el precio de sus productos de exportación en relación con el de los productos de importación; en la medida en que la política económica induzca a una reducción en los términos de intercambio de los productos primarios, el ingreso de los costeños se disminuirá. En el contexto dentro del cual estamos colocando nuestra discusión conviene aclarar que las exportaciones e importaciones costeñas son aquellas que se hacen y provienen del resto del país o del extranjero respectivamente. En otras palabras, producto interno bruto de la Costa Atlántica por sectores y departamentos: 1975 Millones de pesos de 1970 DEPARTAMENTO TOTAL AGROPECUARIO INDUSTRIA COMERCIO RESTO DEL SECTOR PRIMARIO * OTROS SECTORES Atlántico 9,865.3 641.4 2,614.4 2,355.8 165.8 4,087.9 Bolívar 7,321.9 2202 1,340.9 1,267.5 281.4 2,230.1 Córdoba 4,664.1 2,703.3 151.4 882.5 108.5 818.4 Guajira 1,676.3 336.7 86.8 970.1 42.1 240.6 Magdalena 3,765.5 1,903.9 203.7 349.8 265.7 1,042.4 Cesar 4,048.3 2,146.4 183.6 1,067.3 103.3 547.7 Sucre 2,555.2 1,795 72.9 262.8 32.1 392.4 Total Costa 33,896.6 11,728.7 4,653.7 7,155.8 998.9 9,359.5 Total Colombia 176,477.6 42,565.1 33,932.0 29,558.5 4,004.5 66,417.5 Fuente: Departamento Nacional de Planeación, dnp, (1977). Cuentas regionales de Colombia: 1960-1975,

*preció al cual se venden los productos manufacturados dentro de la unión y aquél al cual se venderían si se permitiera la importación de terceros países, libre de gravámenes. La misma actitud debería esperarse del miembro exportador de productos primarios, quien trataría de venderlos a un precio más alto que el internacional en el mercado doméstico de la unión aduanera. Sin embargo, si el exportador de productos primarios produce por encima de las necesidades de los miembros de la unión, habrá un excedente para exportar hacia los mercados internacionales, mientras que si en el caso de productos manufacturados hay un déficit, sería necesario importar de terceros países.


Por lo tanto, mientras los primeros pueden competir en los mercados internacionales los segundos no pueden hacerlo, lo cual garantiza que estos últimos soliciten ser protegidos y serán los beneficiarios directos de la misma unión económica. Se puede argumentar que en la Costa también se pudieron establecer industrias para producir bienes manufacturados y ganarse el margen de preferencia resultante de la aplicación de un alto arancel; sin embargo, la escasa participación de la industria en la producción de la Costa es signo evidente de que en ésta no existían las condiciones para tener una industria competitiva doméstica e internacionalmente, dada una política económica de altos aranceles, fuertes restricciones a las importaciones y un peso tremendamente sobrevaluado.

La imposición de altas barreras arancelarias condujo a la generalización de un fenómeno bastante conocido en el país desde la época colonial: el contrabando. Esta dificultad es el producto de medidas económicas que inducen su aparición; mientras éstas subsistan, el contrabando continuará, con sus consiguientes efectos sobre la honorabilidad de las autoridades aduaneras, independientes de su origen –costeñas o del interior–.
 Al sector industrial de la Costa Atlántica  le conviene más, para su desarrollo, una tasa de cambio real alta y libertad de importación que una tasa de cambia baja acompañada de aranceles altos, pues la competencia de los productos de contrabando resultante de la aplicación de esta últimas políticas disuade a cualquier inversionista para establecer cierto tipo de industrias en la zona; como ejemplo, sería bueno conocer cuántas industrias de ensamble de televisores están establecidas en la Costa y cuántos televisores ensamblados en el interior compran los habitantes de la Costa en relación con sus compras totales de televisores. .
 La política de comercio exterior y su impacto sobre la economía costeña La discusión de la sección precedente sirve para enmarcar el análisis del impacto que la política de comercio exterior, seguida en el país durante las últimas tres décadas, tuvo sobre el resultado económico de la Costa Atlántica.

 El marco dentro del cual se diseñó la política de comercio exterior colombiana entre 1950 y 1980 fue el de proteccionismo, con distintos niveles de intensidad más fuertes en las décadas del 50 y 60 y más moderados en la década del 70. Esta política se manifestó en la restricción del volumen de importaciones por medio de altos aranceles y fuertes restricciones cuantitativas, haciendo prácticamente innecesario el manejo de la tasa de cambio para desestimularlas. Por otra parte, como el volumen de importaciones era reducido, el esfuerzo exportador que el país necesitaba hacer para financiar sus importaciones era mucho menor y, por consiguiente, se podían mantener incentivos bajos para las exportaciones.


El resultado de este juego en el manejo de las herramientas de comercio exterior fue el de tener que pagar precios muy altos por los bienes manufacturados sustitutos de importaciones producidos en el país y obtener precios muy bajos por los productos de exportación –café y otros productos primarios originados de las zonas tropicales como banano, algodón tabaco y carne, entre otros–. Las medidas anteriores tuvieron exactamente un efecto igual al que pudo tener un impuesto a las exportaciones y un subsidio a la producción de bienes sustitutos de importaciones, excepto que por no ser estos subsidios colocados en forma explícita y visible se diluía cualquier oposición política que se pudiera hacer en contra de estas medidas.

Un ejemplo numérico sirve para ilustrar mejor la relación entre tasa de cambio y aranceles. Si para restringir el volumen de importaciones a un cierto monto, 1,000 millones de dólares digamos, es necesario que el costo de importar 20 sea 50 pesos por dólar, hay una infinidad de combinaciones de aranceles y tasas de cambio que nos permiten conseguir este objetivo; así, si la tasa de cambio es 10, 25 ó 50 se requiere un arancel a las importaciones de 400, 100 o cero por ciento respectivamente para que el costo de importación sea de 50 pesos por dólar.

 Como se puede ver, el resultado es el mismo si se mira sólo por el lado de las importaciones; sin embargo, para las exportaciones es crucial la manera como se escoja restringir las importaciones ya que sus ingresos por divisa generada pueden ser de 10, 25 ó 50 pesos según se impongan aranceles altos o bajos. La selección de la forma de otorgar protección es también fundamental para aquellas actividades productoras de bienes sustitutos de importaciones que no se encuentra protegidas por aranceles, pues el efecto de la política es el mismo que aquél que observábamos para las exportaciones. En Colombia no sólo se gravó el sector primario.

 En efecto, muchas actividades dentro del sector industrial fueron desprotegidas y por esto se observa hoy en día muy poco desarrollo en algunas ramas del sector industrial, en especial en las productoras de bienes intermedios y de capital, insumos básicos en la producción de bienes terminados.

 También es importante anotar que no solamente se perjudicaron a las actividades que estaban en operación, sino también a todas aquellas actividades que no se pusieron a funcionar precisamente porque el gravamen era tan alto que se eliminaba su rentabilidad, como fue el caso de la exportación de flores y de plantas ornamentales, entre otros.

¿Cómo encaja la Costa Atlántica dentro del análisis anterior? Siendo clara la naturaleza exportadora de productos primarios de la región, es evidente que la Costa ha sido perjudicada por la política proteccionista seguida en el país en el período 1950-1980. Más aún, por sus características de localización y dotación de recursos, poco podría aprovecharse de la protección otorgada al sector industrial, ya que esta actividad no era rentable en la región; por lo tanto, la Costa tenía que comprar productos industriales de las fábricas del interior, a un sobreprecio en relación con el precio vigente en los mercados internacionales, o importarlos ilegalmente a un sobreprecio cuyo principal beneficiario era el contrabandista.

 Al no poder vender sus productos primarios de exportación a precios altos en los mercados internacionales, los agricultores y ganaderos de la Costa tenían como mercado alternativo para sus productos el mercado del interior, el cual también pagaba precios bajos por ellos. Así, en la medida en que la tasa de cambio real fuera baja, el precio recibido por ventas realizadas en el mercado doméstico también iba a ser bajo.

 Un examen de la política de comercio exterior colombiana entre 1960 y 1975 indica que durante ese período ha habido una liberación gradual del comercio exterior en el país, en especial desde 1970; una mirada a los indicadores agrícolas muestra que la participación de la región en el sector agropecuario colombiano pasó del 20.3 por ciento en 1960 al 26.6 por ciento en 1974, y sólo la agricultura aumentó su participación del 11.5 por ciento al 20.8 por ciento en ese mismo período. En el caso particular de la Costa Atlántica no existe incompatibilidad de corto ni de largo plazo entre la promoción del sector agrícola y del industrial, como sí podría serlo para otras regiones del país; sólo basta que se tome la política adecuada de comercio exterior para explotar el potencial productivo de la región.



Diferencia entre Crecimiento y Desarrollo Económico
Dentro del escenario macroeconómico; Crecimiento económico es un concepto que habitualmente se confunde con Desarrollo económico, representando este un error –aún cuando se encuentran estrechamente ligados-, debido a la enorme diferencia existente entre los significados variables, indicadores e importancia para una nación; que guardan estos dos términos. Es debido a ello que hoy señor lector, aclararemos esta situación, en procura de disipar toda duda que surja respecto al tema en mención.
En aras de conseguir el objetivo planteado en un principio, haremos uso de un gráfico lo suficientemente ilustrativo como para esbozar con claridad, la diferencia entre Crecimiento y Desarrollo Económico:
La agresividad del capitalismo a nivel mundial, hace muy complejo el que países en vías de desarrollo alcancen el tan anhelado Desarrollo Económico; pues, los presidentes de las naciones contentan a sus electores con resultados que evidencian exclusivamente un crecimiento económico; ignorando estos que quienes crecen económicamente son los mismos de siempre: Los Empresarios; y que la brecha entre ricos y pobres tiende a hacerse más amplia. En otras palabras, los pobres son más pobres y con menores niveles de calidad de vida, y los ricos más ricos con todas las posibilidades existentes en salud, educación, empleo, agua, luz, teléfono, entre un sinnúmero de etcéteras.
CRECIMIENTO ECONÓMICO
Es la medida de los bienes y servicios producidos por una nación.
El indicador más importante del crecimiento económico es el PIB (Producto Interno Bruto) que define el valor en dólares de todo lo que produce una nación en un año.
Resulta de la suma de Exportaciones, ventas y demás activos.
Posee una contra-parte o impedimento. En otras palabras, como hay crecimiento económico también puede haber decrecimiento; debido esto a:
–        Sobre-endeudamiento o déficit.
–        Mala administración nacional
–          Disminución de las exportaciones
DESARROLLO ECONOMICO
Es la medida de la mejora en el nivel de vida de una población.
Entre sus indicadores se encuentran:
–        Índice de alfabetismo
–        Empleabilidad
–        Cobertura en salud
–        Tasa de población en condiciones de pobreza extrema
–         PIB Pércapita
Los países en vías de desarrollo casualmente persiguen el Desarrollo Económico; el alcanzar los niveles estándar de bienestar para sus habitantes.
Por eso como miembros de un sistema capitalista (hablando para el caso colombiano) debemos tener en cuenta esta distinción, para con ello poder exigir a nuestros gestores y tener una consciencia de lo que en realidad significan los balances que se nos entregan mensual, trimestral o anualmente.
Antes de culminar me gustaría resaltar el hecho de que los países que cuentan con mayores niveles de desarrollo económico son Noruega, Suecia, Suiza, Estados Unidos, China, Japón y Alemania. En Latinoamérica Brasil y Chile. Y los peores son –actualmente y por sus crisis- España, Grecia; aunque su diferencia es abismal frente a casos como Haití, Venezuela, y gran parte de las naciones del continente africano.
Si una persona recibe más de $211.807 mensuales ya supera la pobreza
Según el Dane, 784.000 personas salieron de la pobreza en el 2014.
Colombia es el 14.º país con mayor desigualdad dentro de 134 observados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
Mientras la pobreza en el país mantuvo la caída que presenta desde al año 2002, la desigualdad dejó de ceder y se mantiene en su nivel del 2012, de acuerdo con el Dane.
Este martes, el Dane presentó el informe sobre pobreza que muestra, como lo había anticipado EL TIEMPO, una reducción cercana a los dos puntos porcentuales con cerca de 800.000 colombianos menos en esa condición.
Los colombianos que en el 2014 estaban en condición de pobreza monetaria (que no alcanzan a tener el ingreso que garantiza comprar una canasta básica) eran el 28,5 por ciento de la población, por debajo del 30,6 por ciento registrado en el 2013.
De esta manera, hay 784.000 pobres menos, para un total de 13’210.000 personas.
Así mismo, el informe explica que una persona, al tener un ingreso por encima de 211.807 pesos al mes, supera la pobreza. Así, un hogar de cuatro miembros, deja de ser pobre si recibe más de 847.228 pesos.
En cambio, la desigualdad se mantuvo prácticamente igual a la del 2012 y 2013. En esos años el coeficiente de Gini (en donde 0 es igualdad total y 1, desigualdad absoluta) fue de 0,539, y en 2014 de 0,538.
Con ese indicador, Colombia es el 14.º país con mayor desigualdad dentro de 134 observados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
De otra parte, la llamada pobreza multidimensional, otra forma de medirla en la que se combinan indicadores de educación, salud y trabajo, entre otros, también bajó, de 24,8 por ciento en el 2013 a 21,9 por ciento en 2014, que interpretado de otra manera significa que de 11’564.000 personas en situación de pobreza en 2013 se pasó en el año anterior a 10’336.000, es decir, 1’228.000 menos.
Este comportamiento, visto desde las regiones colombianas, muestra a la zona oriental como la de mejores resultados, puesto que tuvo la mayor variación entre los dos años medidos, al reducir en 544.000 personas en condición de pobreza multidimensional.
La siguieron Bogotá y la región Atlántica, con reducciones de 254.000 y 234.000 colombianos en esta condición, respectivamente. El Valle fue la zona con la disminución más baja, al pasar de 733.000 a 718.000.
En cuanto a la pobreza monetaria, la ciudad que tuvo los peores números fue Cúcuta, que subió de 31,3 en 2013 a 33,1 por ciento el año pasado.
En la otra orilla está Bucaramanga, que al bajar su nivel de pobreza a 8,4 por ciento desbancó a Bogotá como la ciudad que sufre menos este flagelo. De tal manera, Bucaramanga es la única en estar por debajo del 10 por ciento.
Bogotá es ahora segunda, con 10,1 por ciento, pero prácticamente no tuvo progresos en el último año. En el 2013 su nivel era de 10,2 por ciento.
Otro indicador que llama la atención en la reducción de alrededor de 14 puntos porcentuales que mostró Montería entre un año y otro, puesto que pasó de 34,8 a 20,9 por ciento.
Así mismo, ciudades como Pasto, Pereira, Barranquilla, Cartagena y Villavicencio lograron mejorar sus porcentajes entre 2,4 y 6 puntos.
Sobre las cifras del Dane, el presidente Juan Manuel Santos dijo este martes que cuatro millones 400.000 colombianos salieron de la pobreza entre 2009 y 2014.
Señaló, además, que cuando comenzó su mandato de cada 100 colombianos 40 eran pobres y que hoy el número de pobres por cada 100 es de 28. Admitió que la situación de pobreza en el país sigue siendo difícil, pero que ya comenzó a bajar.
“Antes crecíamos, pero las desigualdades también crecían; hoy, reversamos esa tendencia”, puntualizó Santos.
Para Ana María Ibáñez, decana de Economía de la Universidad de los Andes, los resultados no le parecen sorprendentes.
“La economía ha venido creciendo y así lo hizo en 2014 y la tasa de desempleo también cayó. Ambas dinámicas contribuyen de manera importante a reducir la pobreza. Sin embargo, la caída en pobreza no es alta y las tasas de pobreza todavía distan de las de otros países de la región. Además, el Gini, que mide la desigualdad, prácticamente no se movió, lo que indica que el crecimiento está beneficiando más a las personas de altos ingresos”, advierte Ibáñez.
Eduardo Sarmiento, de la Escuela Colombiana de Ingeniería, señala que “sí se ha ido registrando una disminución de la pobreza, que en buena medida obedece a cambios metodológicos. Lo grave es que estos avances no tienen una reciprocidad en la distribución del ingreso”.
Y agrega que eso se ve reflejado en el coeficiente de Gini, que no muestra cambios en los últimos tres años.
De acuerdo con la directora del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), Tatyana Orozco de la Cruz, los programas sociales como Más Familias en Acción, Jóvenes en Acción y otros del Gobierno Nacional como Adulto Mayor y los de Primera Infancia contribuyeron de manera contundente en la reducción de las cifras de pobreza.
“Las cifras reveladas indican que el Gobierno Nacional alcanzó y superó la meta del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, que se había pactado en 32 por ciento para pobreza y en 9,5 por ciento para pobreza extrema”
Este último dato, relacionado con la pobreza extrema (cuando el ingreso no alcanza para comprar los nutrientes esenciales), efectivamente pasó de 9,1 en 2013 a 8,1 por ciento en 2014, lo que significa que 407.000 personas superaron esa condición.
En este indicador, Cúcuta vuelve a ser la ciudad que arroja el resultado más preocupante ya que, pese a reducir levemente la cifra en relación con el 2013 (estaba en 6,0), alcanzó el año pasado un 5,7 por ciento.
En cambio, Bucaramanga registró el menor índice de pobreza extrema, con un 1,1 por ciento.

Desigualdad Social: Qué es y qué podemos hacer
El término desigualdad social hace referencia a una situación socioeconómica en la que un grupo o minoría recibe un trato diferente por parte de otro individuo o colectivo con mayor poder social. Las causas de la desigualdad social pueden deberse razones culturales, religiosas, étnicas, de género…
La desigualdad se manifiesta en muchas ocasiones a través de aislamiento, marginación y discriminación. Las desigualdades abarcan todas las áreas de la vida social: diferencias educativas, laborales, e incluso pueden llegar a convertirse en diferencias judiciales.
Históricamente las desigualdades sociales tienen un fundamento natural, basado en las distintas habilidades, recursos y aptitudes de los seres humanos. Sin embargo, la lucha contra la desigualdad debería orientarse a conseguir una sociedad en la que todos los individuos de un país pudieran disfrutar de los mismos derechos como ciudadanos.
La abolición de la esclavitud fue uno de los avances más importante para la eliminación de las desigualdades sociales. Sin embargo, sigue siendo legal en Mauritania, mientras que en muchas regiones del mundo continúa siendo una práctica habitual a pesar de la condena pública de sus países.
La tarea política prioritaria debe ser trabajar para construir un nuevo orden social (político, social y económico) sustentado en una justa distribución de la riqueza social, ya que de seguir con estas desigualdades, la lucha contra la justicia fiscal y las acciones para erradicar la pobreza quedarán sin efecto alguno.
Desde InspirAction creemos que combatir la desigualdad social empieza por exigir una política fiscal justa:
- Luchando por conseguir que los impuestos propicien una justa distribución de las rentas.
Controlando exhaustivamente los paraísos y evasiones fiscales, así como toda acción que implique fraude fiscal, sin olvidarnos del blanqueo de capitales.
Por otro lado, es necesario restablecer valores en la educación, la formación, la reducción del desempleo y en suma, un sistema más equitativo de reparto de riquezas, que haga posible una sociedad con menos desigualdades.
Nuestro compromiso es trabajar en proyectos de desigualdad para poder ofrecer un futuro con más oportunidades a sus minorías:


 TEMA 4

sector industrial colombiano necesita innovar

El creciente interés por los recursos naturales de Colombia condujo al registro de niveles sin precedentes de Inversión Extranjera Directa (IED) durante el año pasado. Sin embargo, algunos analistas han expresado su preocupación con respecto al hecho de que el interés de los inversionistas sigue centrado de manera casi exclusiva en la minería y la energía, sectores considerados insostenibles en el largo plazo, dejando al sector industrial y en particular al manufacturero sufriendo para competir en el escenario internacional.

La inversión extranjera alcanzó la cifra récord de 15.823 millones de dólares en 2012 según el Banco de la República, lo que supuso un aumento del 17,7 por ciento en comparación al 2011, situando a Colombia en el puesto número 28 en la clasificación de países por entrada de IED.

Mientras la IED en petróleo y minería fue de los 7.627 millones de dólares el año pasado (frente a 7.463 millones en 2011), la productividad del sector industrial está disminuyendo. Las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) revelaron una reducción significativa en la producción industrial en 2012, equivalente al 0,7 por ciento.

El sector industrial se enfrenta a varios retos considerables, encabezados por la continua valorización del peso y la entrada masiva de importaciones con aranceles reducidos (o, en algunos casos, exentas de estos), especialmente provenientes de Asia. Las importaciones han aumentado de manera constante desde que el país firmó una serie de tratados de libre comercio (TLC) con destacadas potencias comerciales, como Estados Unidos y, más recientemente, la Unión Europea y Corea del Sur.

Los analistas han hecho un llamado a Colombia para que introduzca nuevas reformas que, afirman, representarían un importante apoyo para el sector industrial. En su "Evaluación Económica de Colombia", la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) instó a la mejora de la infraestructura de transporte, al aumento de la inversión privada y la productividad, y a la eliminación de algunas de las barreras que enfrentan los empresarios.

De igual forma, el de la OCDE y otros análisis recientes han puesto de relieve la necesidad de abordar aspectos cruciales de la educación superior, lo que allanaría el camino para que la industria llegue a ser más productiva e innovadora. Actualmente, Colombia ocupa el puesto número 92 de 141 en el Índice de Eficiencia e Innovación (IEI) y el 65 en el Índice Global de Innovación (GII).

La importancia de promover la competitividad en el sector industrial fue uno de los temas explorados en la tercera Rueda de Innovación, organizada por el acelerador local de innovación Connect Bogotá.

Andrea Kates, experta en innovación industrial, afirmó ante los cientos de investigadores presentes en el evento que la innovación puede ser fundamental en la generación de empleo. También se refirió al papel fundamental que representa la colaboración entre investigadores, universidades y empresas a la hora de impulsar la innovación, afirmando que "genera nuevas fuentes de conocimiento y oportunidades".

En el evento quedó recalcada la especial importancia que cobra para las pequeñas y medianas empresas adoptar la innovación, teniendo en cuenta los problemas y retos a los que se enfrentan en un mercado abierto.

Colombia se encuentra ubicada detrás de Chile, Brasil y Costa Rica en lo que respecta al nivel de apoyo público que recibe la innovación empresarial, de acuerdo con el GII. Sin embargo, los esfuerzos para hacer frente a la situación están cobrando mayor fuerza liderados por iNNpulsa, una institución gubernamental centrada en apoyar la iniciativa empresarial orientada al mercado.

Catalina Ortiz, gerente de iNNpulsa, afirmó recique el objetivo de la institución es aumentar la contribución del sector privado a la inversión. Los 40.000 millones de pesos anunciados en el Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo (Pipe) se sumarán a los 70.000 millones que ya tenía presupestada la entidad para esta tarea.


En buena medida, el rumbo de la economía colombiana a partir de 2012 ha estado marcado por la debilidad del sector industrial. En efecto, la industria ha tenido uno de los peores desempeños dentro de los sectores productivos: en 2012 la producción se contrajo 0,7%, y en el 1T13 la caída fue de 6,1%. Ante la atención que este tema ha suscitado un análisis de Bancolombia que busca caracterizar la situación de la industria en Colombia.

Entre los principales hallazgos se encuentra que, ante la contracción reciente, el sector ha comenzado a ajustar sus niveles de contratación de empleo. También se resalta que la política fiscal, la recuperación del sector externo y la política monetaria son mecanismos efectivos para recuperar en los próximos meses la dinámica de la industria manufacturera.

El sector industrial es importante por el alto valor agregado que genera, el desarrollo de capital humano que propicia, su capacidad de estímulo a la investigación y el desarrollo (I+D) y, como resultado de ello, a la innovación, todo lo que se traduce en incrementos en la productividad y competitividad de un país. Es además una rama de la producción que posee un amplio poder de generación de empleo. Por todo ello, la producción industrial se relaciona positivamente con el bienestar de la población: la evidencia refleja, tanto para el caso colombiano como para otros países, una fuerte asociación entre el crecimiento del ingreso por habitante y la producción del sector manufacturero.

Así mismo, se realizó un análisis del crecimiento del mercado de vehículos, la coyuntura actual y las perspectivas del sector, en medio de los avances estructurales y transformaciones económicas del país, que han permitido avances importantes en la capacidad de compra y el acceso al crédito de los hogares. Actualmente se observa una desaceleración en las ventas del sector, luego de un ciclo de expansión acelerado entre 2010 y 2011; tal moderación se mantendría en los próximos meses, dado que los hogares están atravesando por un proceso de desapalancamiento. Sin embargo, hacia 2020 el tamaño del sector podría duplicarse frente a los niveles actuales.

Para que el crecimiento del sector se consolide y sea sostenible en el tiempo las autoridades económicas y los agentes privados deben avanzar en varios temas importantes: la superación de los cuellos de botella en la infraestructura del país; el diseño y aplicación de políticas públicas y económicas que promuevan el uso racional del transporte privado amigable con el medio ambiente; y por último, el desarrollo e implementación de planes de largo plazo que promuevan mejoras estructurales en la movilidad.

El desarrollo más acelerado de la industria nacional, con mayor eficiencia y competitividad internacional, debe constituirse en un objetivo fundamental de la política económica, y en general, de los esfuerzos de los colombianos para conseguir una sociedad con mayor bienestar y con más equidad. Por eso, los autores de esta Ponencia, ambos funcionarios ejecutivos de FEDEMETAL, han visto con interés y complacencia los anuncios que ha hecho el Gobierno de que se buscará una reestructuración de la industria. Entendemos esa reestructuración como un propósito genuino de mejorar la capacidad de la industria para crecer y para cumplir su función social.

Colombia ha logrado construir un sector industrial de indudables méritos, que representa un aporte significativo al desarrollo nacional. Ese aporte ha sido decisivo para que nuestro país se haya convertido, en un lapso relativamente breve, de predominantemente rural a predominantemente urbano, y para que, en general, se haya modernizado, permitiendo a su población mejores niveles de vida y acrecentando notablemente la riqueza nacional.

Sin embargo las realizaciones del sector industrial podrían y deberían haber sido aún más importantes. De hecho, es decisivo para el país que el ritmo de crecimiento de la industria sea bastante más alto que el logrado en las décadas pasadas, y que su capacidad de exportar, y de satisfacer adecuadamente las necesidades de las comunidades y usuarios nacionales sea más efectiva.

Últimamente, las condiciones en que se realiza el esfuerzo industrializador no han sido favorables. Sorprende lo importante del terreno que se perdió, y las oportunidades que se desperdiciaron por no haberse continuado el esfuerzo que dio frutos entre 1950 y 1975. Si Colombia hubiera podido mantener entre 1974 y 1988 la misma tasa de crecimiento del sector industrial que se logró entre 1965 y 1974, nuestra producción manufacturera sería hoy dos veces más grande. Si se hubiera mantenido el mismo ritmo de aumento en las exportaciones manufactureras, estaríamos exportando hoy 3.550 millones de dólares corrientes en productos industriales, en vez de los 1.099 millones de dólares que actualmente estamos exportando. El empleo manufacturero aumentaría en 50.000 puestos de trabajo, lo cual representaría por sí solo, una disminución del 1.3% en la tasa de desempleo que registra el DANE para las principales 7 ciudades. Este escenario de posibilidades, representaría un aumento de 1.1 puntos del producto total y hubiese colocado en 1986, el coeficiente de industrialización en 27.9 lo cual nos pondría en un puesto de avanzada en la América Latina1, 2.

O sea, que el panorama sería distinto, mucho más favorable, si solamente hubiéramos logrado mantener la situación expansiva en el sector industria que alcanzó en las décadas anteriores a 1975, aun sin haber contado, en todo ese período, con bonanzas notorias en el mercado de nuestros artículos tradicionales de exportación, o con otros recursos externos extraordinarios.

Existen, por lo tanto, síntomas de que el comportamiento y resultados de la industria colombiana no han alcanzado el nivel de excelencia de épocas anteriores, a pesar de que durante los últimos tres años han aparecido señales de reactivación, que recientemente tienden a mitigarse.

Esa sensación de "insuficiencia", que hasta ahora ha sido tratada en términos puramente cuantitativos, se agudiza en el ámbito de lo cualitativo, al comparar las realizaciones de la industria con objetivos y propósitos que son, precisamente los que se han vuelto indispensables en los últimos años. Según esos nuevos propósitos y objetivos, se necesita que el sector industrial crezca a tasas aún superiores a los niveles que parecerían tan satisfactorios entre 1960 y 1974. Se necesita además, que la industria mejore notablemente su eficiencia y su productividad, no sólo para ofrecer bienes mucho más baratos y de mejor calidad a los consumidores nacionales, sino para poder entrar a competir ampliamente en los mercados externos.

Esos propósitos requieren profundos cambios en el ambiente general de la economía y en la forma en que se desenvuelve la industria.

Las palabras que más adecuadamente puedan corresponder a ese objetivo son,  precisamente, las que han dado el título al presente foro: El desarrollo industrial frente a la reestructuración. Dos elementos esenciales e indivisibles para una estrategia industrial.

Partimos de la base de que es urgente dinamizar el proceso industrial, y hacerlo más eficiente y competitivo. Eso indica dos cosas:
a)      Que actualmente las circunstancias no se prestan para lograr un alto dinamismo;

b)      Que nuestra industria tiene problemas estructurales que limitan su mayor productividad por lo menos en términos relativos.

La Reestructuración no puede ser un fin en sí mismo, sino un medio para lograr un más rápido crecimiento industrial y una mayor capacidad de competencia, tanto al nivel del mercado interno como del mercado internacional.

¿Por qué se habla de ineficiencias y limitaciones de la industria nacional?


La idea de que nuestra industria tiene limitaciones adquiere sentido si el estado de esa industria, sus volúmenes de producción, la calidad y variedad de la misma, se comparan con lo que esos parámetros debieran ser para cumplir con los objetivos y propósitos antes mencionados.

Podemos, por ejemplo, destacar los siguientes hechos:
a) Nuestro coeficiente de industrialización (proporción del valor agregado en el sector industrial frente al total del PIB), es inferior al conjunto de países de la América Latina. Nuestro nivel actual de industrialización es inferior al de México, Argentina, Brasil y Chile, lo cual no era así en décadas anteriores. En efecto, el coeficiente colombiano bajó, de 22.6 en la década del 70 a 21.4 en le los ochenta3.

Esto indica una tendencia a la desindustrialización. Si comparamos con la década del setenta, es evidente que el esfuerzo industrial no ha correspondido al tamaño global de la economía nacional, ni al grado de urbanización a que ésta ha llegado, ni a la necesidad de crear una capacidad exportadora en manufacturas. O sea, nuestra industria es pequeña en términos relativos y en términos absolutos.
b) Nuestra industria tiene costos relativamente altos, si se los compara con los de los países industrializados, aun en aquellas líneas de producción en donde la disponibilidad de factores podría hacer prever ciertos niveles de competitividad en los mercados mundiales.
Esos costos altos generan una serie de efectos negativos para nuestra economía:

i) Afectan la capacidad real de consumo de la población colombiana, haciéndole más difícil el acceso a una serie de bienes que satisfacen necesidades básicas, o que permitirían la incorporación de la población a modos de vida más modernos y halagüeños.

ii) Afectan los costos de bienes colocados en estadios verticalmente más avanzados en el proceso de producción.

iii) Hacen difícil la expansión de las exportaciones, pues le quitan competitividad a la producción nacional de manufacturas.
Las causas de esos altos costos, como lo veremos luego, se explican principalmente por factores macroeconómicos y tienen que ver con el entorno económico general en que deben funcionar las empresas industriales. También se deben en muchos casos a deficiencias, y a falta de recursos, en las empresas mismas.

Qué significaría, para la economía nacional, corregir, o aliviar, esas insuficiencias


Si se planteara, como propósito nacional, un escenario en el cual las deficiencias anotadas desaparecieran, y la industria nacional lograra crecer a tasas anuales de entre 8 y 10%, en forma sostenida, y a lo largo de 15 ó 20 años, y con creciente competitividad el panorama general de nuestra economía experimentaría cambios significativos que le darían una verdadera oportunidad a nuestra democracia para consolidarse decididamente.
En efecto, una tasa sostenida de crecimiento industrial de 8.5% le agregaría, como se adelantó atrás, un punto porcentual al crecimiento global de la economía en forma directa, fuera de los efectos indirectos. Esto querría decir que si se lograra la cifra mencionada arriba, el crecimiento global de la economía podría superar el 6%4 anual por los solos efectos directos.

En lo que respecta a la balanza de pagos, la inyección de divisas que puede representar la capacidad de exportación de una industria más competitiva puede ser muy significativa. En Corea del Sur, por ejemplo, el aporte de las nuevas exportaciones manufactureras aumentó en la segunda época de la re-industrialización coreana (1971-1979) de 1.000 a 15.000 millones de dólares, respectivamente, lo cual significó aproximadamente un aumento anual de 39%5. Aún reconociendo que la estructura de las exportaciones colombianas es bastante distinta a la de Corea en ese tiempo, y que por lo tanto no puede esperarse en nuestro caso que una expansión de las exportaciones manufacturadas produzca un cambio tan radical como el que ocurrió en Corea, una mayor competitividad de nuestra industria tendría efectos muy importantes sobre las exportaciones colombianas.

Un aumento a una tasa de crecimiento anual de las exportaciones industriales al 14% mostraría que para 1994 el PIB nacional se habría incrementado en más del 4% y el desempleo se reduciría en 1.2% en comparación a lo que resultaría con las tasas actuales. De estas simulaciones6, realizadas con el propósito de visualizar con mayor precisión, al menos la perspectiva de los próximos 4 años, se concluye que un aumento mayor del 8% anual en el PIB industrial implicaría un aumento importante en la demanda final por bienes de este sector y tendría consecuencias sobre el esfuerzo que la industria debe realizar en dos direcciones:
- La necesidad de incrementar la inversión industrial.
- Mejorar la competitividad para hacer efectivo el potencial exportador.

Tenemos, por lo tanto, de un lado algunas debilidades y limitaciones en nuestra industria nacional, que limitan su papel de suministrador de bienes abundantes y baratos, tanto para el mercado interno como para el exterior, y que afectan su capacidad de crecimiento. Del otro lado, podemos prever un panorama altamente promisorio, en el cual la industria colombiana jugaría un papel decisivo para el desarrollo nacional, si pudiera superar sus actuales debilidades. La tarea que se impone, por lo tanto, es la de analizar las limitaciones, ver hasta qué punto ellas son susceptibles de aliviarse, y emprender un vigoroso programa de desarrollo industrial.

 FACTORES QUE IMPLICAN LA BAJA COMPETITIVIDAD RELATIVA DE LA INDUSTRIA


El que la industria colombiana no esté creciendo todo lo que debiera, y el que muchos de sus productos tengan costos altos, que los hacen menos competitivos internacional mente, puede explicarse por factores o hechos como los siguientes:
. Factores generales, especialmente de orden interno

a) Las condiciones macroeconómicas en que está funcionando la economía no son favorables para una expansión suficiente de la demanda por productos industriales. Si la política económica es restrictiva, creando limitaciones a la expansión de la demanda agregada, o si el consumo interno debe restringirse con el fin de aliviar presiones sobre la balanza de pagos creando así un superávit comercial destinado a pagar deuda externa, es difícil pensar en un vigoroso crecimiento del sector industrial.

b) Las fuentes financieras son escasas, y costosas, constituyen una severa limitación para las nuevas inversiones, y un factor preponderante de altos costos en los procesos de producción. En Colombia, los costos financieros representaron más del 12% del excedente bruto de la industria manufacturera en 1986, mientras que en 1970 sólo representaban el 7.5%7. La comparación es muy diciente, asimismo, cuando se hace con otros países.

c) El gran peso en los costos industriales representado por la deficiente infraestructura del país:
- El costo de la electricidad industrial por kWh en Colombia es 5 veces superior al de Venezuela, y se compara desfavorablemente con los costos de países desarrollados8.

- El costo de cargue y descargue en los puertos es cuatro veces más alto que el correspondiente a los costos de países exportadores9.

- Los fletes marítimos son superiores en más del 50% por tonelada métrica10.

- La limitación estructural del transporte interno por carretera no permite aprovechar economías de escala en niveles superiores a las 40 toneladas por unidad transportadora.

d) La falta de un apoyo más decisivo del Estado, en aspectos que deberán contribuir a una sana expansión del sector industrial. A ese respecto, podemos mencionar la falta de una adecuada política de compras estatales, la cual podría ampliar la demanda por productos nacionales, haciendo más favorables sus economías de escala, la participación con capital accionario estatal en las inversiones que se necesiten cuando el capital privado no sea suficiente y la ausencia de programas de ciencia y tecnología que puedan ser aprovechadas por el sector privado.

Esta ausencia del Estado, en áreas en donde podría ayudarse al desarrollo industrial, es uno de los factores que contribuyen a mantener altos costos de producción.

e) La, ineficiencia general del Estado, representada en el formidable costo de pérdida de tiempo, papeleo, falta de decisiones administrativas claras, falta de persistencia en las políticas y en los procedimientos, falta de un amplio programa de capacitación de los funcionarios, lentitud en las decisiones y en algunas instancias, corrupción administrativa.

f) La participación efectiva de la industria nacional en proyectos del Estado que están financiados por la banca multilateral se encuentra frecuentemente restringida por las condiciones desfavorables que exigen dichos organismos a las ofertas nacionales, no obstante los esfuerzos que han venido desarrollando empresas del Estado como ISA y la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá con el apoyo del Ministerio de Minas y el Ministerio de Desarrollo.

Los obstáculos que tienen que superar los oferentes nacionales en las licitaciones; internacionales financiadas por organismos multilaterales son, por ejemplo, los siguientes:

- Los precios exigibles en las cotizaciones de la industria nacional deben presentarse en pesos colombianos, a diferencia de los exigibles a los extranjeros, en dólares americanos, o en cualquier moneda fuerte. Es evidente que esta exigencia impone altos costos financieros adicionales a la oferta nacional por cuanto los efectos de la devaluación del peso colombiano desde la fecha de presentación de la oferta al tiempo límite de entrega deben ser absorbidos por la cotización nacional en desmedro de su posición competitiva.
- Se exige cotizar precios CIF bodegas de la empresa estatal para la oferta nacional, entre tanto que para la oferta extranjera permite cotización en precios CIF puerto colombiano. En consecuencia se introduce como factor discriminatorio en contra de la industria colombiana los siguientes factores de costo que deberán pagarse a la nacionalización de los bienes extranjeros como son el impuesto de Ley 75; recargos en las tarifas de fletes; costos por cargue y descargue; Empocol, bodegajes, gastos de nacionalización, impuestos consulares, e IVA (10%).

- Todos los costos anteriores deben ser pagados por la industria nacional al importar la materia prima y otros insumos y por tanto deben ser transferidos al precio final.

- El no tomar en cuenta dichos rubros para efectos de la comparación de las propuestas, agrega una apreciable ventaja a la oferta extranjera, en contra de la oferta nacional por cuanto acepta de aquélla valores muy por debajo del valor real de los bienes objeto de la licitación.

- Los precios exigibles a las ofertas no permiten reajuste alguno durante el período del contrato. Ante las bruscas variaciones de los precios de las materias primas en el mercado internacional es previsible que los precios de las cotizaciones sean en consecuencia altos por cuanto deben tomar en consideración estas posibles variaciones.

- En la forma de pago también se dan ventajas a los proponentes extranjeros. Mientras que el pago se hace FOB puerto de embarque a los extranjeros, a los nacionales se hace CIF bodegas de la empresa contratante y además después de cumplir una serie de trámites burocráticos que alargan dichos pagos.

- El margen de preferencia que se otorga a la industria nacional, desvirtuado en muchos de los casos por los factores anteriores, tiende también a no aplicarse ante los condicionantes que se imponen al valor agregado nacional.

- La ausencia de medidas para evitar y contrarrestar el dumping y prácticas desleales de comercio en los procesos de licitación para el análisis y comparación de las ofertas.

g) La asignación de recursos al desarrollo científico y tecnológico en el país es sólo simbólica, si comparamos los niveles de su gasto como proporción del PIB. El coeficiente de gasto colombiano en esta importante área de apoyo al desarrollo económico está 3 veces por debajo de países como Argentina, Brasil, México y Chile y más de dos veces por debajo de Venezuela11.  Como porcentaje del presupuesto total, estos gastos alcanzaron su mayor nivel, 2.59% en 1979 y descendieron a 0.90% en 1985 con sólo reducidos incrementos (1.3% para 1987)12.

Estas cifras reflejan la marginal percepción de las políticas por una variable fundamental, que ha sido justamente uno de los motivadores mayores de la reestructuración industrial en los países desarrollados en lo que se ha denominado la revolución tecnológica. Sus tres áreas esenciales: la informática o disciplinas de base microelectrónica que ha transformado los procesos de manufactura y las comunicaciones, los nuevos materiales y la ingeniería genética. 
h) La inadecuada localización geográfica de la industria.

La forma en que históricamente se fue desarrollando el país, especialmente desde la Independencia, significó que una parte muy considerable del esfuerzo económico se realizara en el Altiplano y en las regiones del interior. Ese desequilibrio geográfico tiene que corregirse, no sólo por lo que esa localización significa desde el punto de vista de la armonía social y política entre las diferentes regiones del país, sino porque en la actualidad se está desaprovechando el enorme potencial que las regiones costeras representan para poner en marcha un proceso más acelerado de desarrollo, basado en las excelentes condiciones que ellas tienen para producir y para exportar. Esto es válido especialmente para la región del Caribe, pero también lo es para la del Pacífico, si su disponibilidad de infraestructura mejora notoriamente.

La actual distribución geográfica de la producción industrial, con más del 65% de la misma concentrada en regiones alejadas un promedio de 200 kilómetros de los puertos marítimos, es importante factor de sobre costos principalmente para las industrias que quieran dedicarse a la exportación y corresponde a un modelo de desarrollo en el cual el abastecimiento del mercado interno era el único criterio para decidir la localización de las inversiones.

i) La lenta incorporación de tecnologías modernas.

Aunque algunas empresas nacionales están dotadas de maquinarias modernas, la generalidad de la industria nacional está bastante atrasada en lo que se refiere a equipos y a procesos de producción si se las compara con otros países, aun los latinoamericanos.
El lograr una mayor capacidad competitiva a nivel internacional, y la baja de costos y de precios para los consumidores nacionales, dependen en buena medida de que ese atraso tecnológico se alivie.

El problema no es fácil de resolver. Una economía como la colombiana no puede aspirar a que sus unidades de producción tengan la misma sofisticación de equipos que las fábricas similares de países desarrollados.

j) La inflexibilidad del régimen laboral.
Las cargas laborales, sobre todo en las empresas más modernas, pueden haberse convertido en un factor que eleva notoriamente los costos de producción, y que, además, genera distorsiones en el mercado de factores, con los consiguientes efectos sobre el empleo y sobre las decisiones de inversión.

2.2 Factores que pueden emanar de la estructura de los mercados industriales

La mayor parte de los problemas de baja productividad y altos costos, y la consiguiente falta de competitividad internacional en muchos subsectores de la industria colombiana se explica por los factores enumerados atrás. Pero también pueden existir problemas que saldrían de la forma en que están estructurados los mercados de algunos bienes, o del manejo de las importaciones o de la balanza de pagos. En algunos círculos, la idea de reestructuración del sector se reduce, en efecto, a crear condiciones de mayor competencia en los mercados. Por eso, es importante incluir esos temas entre las posibles causas de ineficiencia o de limitaciones al crecimiento industrial:

a) Se plantea la tesis de que el actual sistema de protección a la industria nacional, a base del arancel o de restricciones cuantitativas a las importaciones, se presta para la creación y el sostenimiento de empresas ineficientes, que funcionan sin competencia. El desmonte, o por lo menos la racional distribución de los niveles de protección, propiciaría, según esa tesis, una mayor especialización de la industria colombiana en las líneas de producción con mayores ventajas comparativas, estimularía la eficiencia y tendría importantes beneficios para los consumidores.

b) El país ha tenido períodos que se repiten con más o menos frecuencia, de sobrevaluación del peso, lo cual afecta la competitividad internacional de los productos nacionales, y estimula notoriamente las importaciones. El nivel de la tasa de cambio siempre estuvo por debajo de su valor real cerca de 10 años, desde 1975.

c) El excesivo énfasis en la atención al mercado interno puede significar que se desaprovechen las ventajas y posibilidades ofrecidas por una mayor apertura al comercio internacional, postergando los esfuerzos para incrementar exportaciones. 
d) La deficiente estructura arancelaria. 
A pesar de los esfuerzos que el gobierno ha hecho últimamente para racionalizar los perfiles arancelarios, el arancel no constituye todavía un instrumento efectivo para promover una industria eficiente. Existen todavía desviaciones importantes en los niveles arancelarios de los diversos grados de valor agregado, que perjudican la producción competitiva de algunos bienes. Esas desviaciones se convierten en un importante factor de costos para la industria nacional.

La protección que ha dado el arancel así como una mayor transparencia competitiva ha sido desvirtuada muchas veces ante la ausencia de mecanismos e instrumentos que prevengan y corrijan prácticas desleales de comercio como la subfacturación, el dumping y el contrabando técnico y reconozcan ágilmente y en forma permanente la existencia y evolución de la producción industrial.

La industria jala ahora las demás locomotoras de la economía

El impulso fue liderado por las industrias de coquización, refinación de petróleo y mezcla de combustibles, que aumentaron un 26,6 por ciento interanual en enero, gracias a la operación de Reficar.
Foto: Archivo particular

Por su parte, las ventas minoristas aumentaron un 2,2 por ciento.

La producción industrial de Colombia se disparó en enero impulsada por el constante aumento de la actividad en la segunda mayor refinería del país, mientras que el crecimiento de las ventas minoristas se desaceleró, según cifras del Dane reveladas este lunes.
El ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas señaló que las cifras son sumamente satisfactorias. "Es claro que la industria despegó, es la principal locomotora de la economía, apoyada en un elemento que la hace sostenible y duradero este crecimiento: los colombianos se acostumbran a consumir productos hechos en el país, con mano de obra colombiana", dijo.

La producción de la industria se incrementó un 8,2 por ciento en el primer mes del año, en contraste con la contracción de 3 por ciento que marcó en enero del 2015.
El impulso fue liderado por las industrias de coquización, refinación de petróleo y mezcla de combustibles, que aumentaron un 26,6 por ciento interanual en enero, como reacción a la normalización de la operación de la Refinería de Cartagena (Reficar) tras una prolongada parálisis por su modernización.
Otras alzas se registraron en la elaboración de bebidas, la fabricación de productos minerales no metálicos, de vehículos automotores y de productos farmacéuticos, así como de sustancias químicas medicinales.
De las 39 actividades industriales, 24 registraron variaciones positivas y las restantes 15 tuvieron un comportamiento negativo, explicó el Dane.
Por otra parte, las ventas minoristas en la cuarta economía de América Latina subieron un 2,2 por ciento en enero, muy por debajo del alza de 6,3 por ciento que marcaron en el mismo mes del año previo, en una muestra de la moderación del consumo doméstico en medio de la desaceleración de la economía local.
Los principales incrementos se registraron en las ventas de alimentos, víveres en general y bebidas no alcohólicas, así como en la comercialización de repuestos, partes, accesorios y lubricantes para vehículos; y prendas de vestir y textiles.
En tanto, las ventas de vehículos y motocicletas fueron el principal factor de desaceleración del comercio minorista.
El Gobierno tiene como meta una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de un 3 por ciento para este año, levemente inferior al 3,1 por ciento del 2015, aunque los analistas y el propio Banco Central proyectan que el crecimiento será inferior a esa cifra.
Producción industrial creció 4,8% en noviembre, según el Dane          

Desde junio, la producción industrial ha venido presentando cifras positivas en las publicaciones del

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reveló que la producción industrial en noviembre de 2015 tuvo un crecimiento de 4,8%, siendo la cifra más alta del año. 
De acuerdo con el reporte de la entidad, los sectores productivos que más jalonaron el crecimiento de la industria fueron refinación de petróleo y mezcla de combustibles (17,4 %), elaboración de bebidas (6,6%) y fabricación de productos farmacéuticos, sustancias químicas medicinales (11,1 %), que en conjunto sumaron 3,8 puntos porcentuales a la variación total.
 En cuanto al personal ocupado por la industria, en noviembre se encontró un aumento de 0,7 % frente al mismo período de 2014.
“El personal vinculado a término indefinido aumentó 1,4 % y el personal contratado a término fijo disminuyó 0,1 %, según área funcional el personal vinculado directamente con los procesos de producción en la industria creció 0,9 % y el vinculado a labores administrativas aumentó 0,4 %”, indica el Dane.
 Desde junio, la producción industrial ha venido presentando cifras positivas en las publicaciones del Dane. En ese mes, el crecimiento de la industria fue 1,5 %, mientras que en julio el crecimiento fue de 0,30 %; en agosto la variación fue positiva en 2,6 %; en septiembre, el crecimiento registrado fue de 2 % y en octubre de 1,3 %. 
En el año corrido, la producción industrial registró un incremento de 0,7 % y es liderada por el comportamiento de la elaboración de bebidas, que reportó un aumento de 5,5 %. 
Cabe recordar que el dato de 12 meses no se encuentra disponible por cuenta del cambio en la metodología de la Encuesta Mensual Manufacturera. 

En once meses


En el año corrido, la producción industrial registró un aumento de 0,7%, siendo liderada por el subsector de bebidas, que repuntó 5,5%, dijo Mauricio Perfetti, director del Dane.

En este periodo, 19 de las 39 actividades industriales representadas por la encuesta del Dane registraron variaciones positivas, incluyendo támbién renglones claves como procesamiento y conservación de carne, pescado, crustáceos y moluscos, cxuya producción aumentó en 6,5 %, mientras la fabricación de productos de plástico lo hizo en 5,1 % y las industrias dedicadas a la fabricación de sustancias químicas básicas tuvieron un incremento del 6,1%.

Hacia un crecimiento de 7,5%


 El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, pronosticó que al cierre de 2016 el sector que más habrá crecido será el industrial con una variación positiva de 7,5% respecto a 2015.

Explicó que el sector viene de 10 años de crecimientos negativos, pero le apuesta a que en esta coyuntura económica hay una tasa de cambio “favorable para muchas industrias que ven competitivo reemplazar las importaciones por producción nacional, especialmente en manufactura liviana”.

 También indicó que, según sus estudios y los del Departamento Nacional de Planeación (DNP), la  entrada en operación de la refinería de Cartagena, Reficar, ayudará al comportamiento de la industria y jalonará el subsector de refinamiento que representa 1% del PIB y que crecería 50%.

 Un comportamiento similar tendrá el sector de la construcción, otro que se perfila como muy dinámico. En edificaciones,  recordó que el año pasado se lanzó la segunda versión del Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo (Pipe 2), uno de cuyos componentes son todos los programas de vivienda.

 Lo anterior será fundamental para cerrar el año con un crecimiento del PIB de 3,2%, dijo.


TEMA 5

Inflación y  desempleo que es cada uno  ¿cuál de estos males elegir?
Si se controla uno se sube el otro. Gobierno no tiene plata para hacer gasto público.

Bogotá explica el 67 por ciento del incremento del desempleo en el mes de enero.
A una inflación creciente, que ya va en 7,59 por ciento, se le sumó sorpresivamente un desempleo que saltó a 11,9 por ciento en enero, más de un punto por encima con respecto al mismo mes del año pasado.
Con la inflación al doble de la meta, el Banco de la República viene subiendo sus tasas de interés de referencia, que ya van en 6,25 por ciento, para apretar el consumo y la inversión, en fin, la demanda, con la meta de presionar menos los precios.
Aún así, la inflación no cede todavía, pero el incremento en las tasas tiene un efecto indeseable: puede frenar la producción y el empleo. Por eso, ahora, con la cifra de desempleo al alza revelada por el Dane en la semana que pasó, vienen las preguntas sobre qué hacer ante el dilema de atacar la inflación con armas que pueden debilitar el empleo.
Carlos Gustavo Cano, codirector del Banco de la República, entidad encargada de la política monetaria en el país, destapa sus cartas.
¿Qué es más importante: controlar la inflación o dinamizar la economía y no dejar subir la tasa de desempleo?
El mandato constitucional de la Junta del Banco es velar por una inflación baja y estable. Al menos por dos razones fundamentales. Uno, la inflación castiga más a los pobres, que subsisten de ingresos del trabajo en vez de rentas de capital.
Dos, el control de la inflación es condición esencial para garantizar la sostenibilidad del crecimiento.
¿Cuál sería la alternativa para salir de esa rueda en la que estamos: si se suben las tasas y se controla la inflación, se frena el crecimiento?
Solo pretender crecer, sin controlar la inflación, es un dividendo espurio, insostenible.
¿Cree que será necesario subir más las tasas?
No tengo duda. La actual tasa (6,25 %) sigue siendo expansiva, frente a una inflación de 7,5 %, la más alta en siete años, que ha completado doce meses por encima del límite superior del rango meta (2 % – 4 %), y que hoy supera en 2,5 veces la meta puntual del 3 %.
El efecto más reciente de esta situación es el aumento del desempleo, lo que no parece ser nada pertinente en un momento en el que se estaba intentando bajar la pobreza y la desigualdad. ¿Qué podría hacerse para no afectar estas metas?
El repunte del desempleo obedece al enorme impacto negativo sobre el ingreso nacional y la cuenta corriente provocado por el desplome de los precios del petróleo, que llegó a representar el 55 por ciento de las exportaciones, a captar la mayor parte de la inversión extranjera y a generarle al gobierno nacional una quinta parte de sus ingresos. El principal requisito para recuperar la economía de modo sostenible y duradero consiste en propiciar el reanclaje de la inflación y sus expectativas a la meta, en mantener el régimen de flotación cambiaria para contribuir a reducir el abultado desequilibrio externo, y en adelantar cuanto antes la tan invocada reforma tributaria estructural a fin de asegurar la consolidación fiscal.
Además de la subida del desempleo también habría deterioro del poder adquisitivo porque los aumentos salariales son menores a la inflación. Esto impactaría el consumo y seguiría el efecto. ¿Hay alternativa?
Con fundamento en el endurecimiento de la postura monetaria y en la normalización del clima a partir del segundo trimestre, los modelos probabilísticos del Banco muestran que en el segundo semestre habrá fuerte caída de los precios de alimentos y que la inflación comenzará a converger hacia el rango meta alcanzándolo de nuevo en el 2017.
El alza de la inflación ha sido por un problema de oferta (los precios del petróleo y el fenómeno de El Niño). Si es así, ¿por qué se pretende frenar con tasas que afectan la demanda y no la oferta?
La política monetaria no debería reaccionar ante choques de oferta como el de alimentos. Excepto si se afectan las expectativas de inflación, como ha ocurrido. En política monetaria no hay nada más importante que las expectativas. De otro lado, todos los indicadores relevantes de la inflación se hallan al alza. En cifras anuales a 31 de enero de 2014, 2015 y 2016, el IPC se incrementó 2,1 %; 3,8 % y 7,5 %, respectivamente.
Los alimentos, 1,2 %; 5,4 % y 12,3 %. La inflación sin alimentos, 2,5 %; 3,8 % y 5,5 %. Sin alimentos ni regulados, 2,7 %; 3 % y 5,7 %. Y el promedio de las básicas, que en enero aumentó por décimo sexto mes consecutivo, 2,6 %; 3,2 % y 5,7 %. Luego es evidente la existencia de presiones de demanda.
¿Por qué hay persistente demanda interna. Podría esto ser una señal de que la regulación de la inflación no está siendo efectiva?
Precisamente, por subsistir presiones de demanda y por hallarse las expectativas desancladas de la meta, la política monetaria debe responder.
En la actual situación, para no dejar caer la tasa de empleo, ¿sería útil aplicar política contra cíclica con gasto público?
El fisco fue el gran perdedor de la caída de los precios del crudo. La renta petrolera, que alcanzó el 3,3 % del PIB en 2013, ha llegado a su fin este año. Ese es el ‘hueco’. Luego carece de margen para esa política. Por el contrario, el gobierno tiene que reducir fuertemente el gasto si pretende cumplir la regla fiscal a que lo obliga la ley.
¿Qué hacer con el otro dilema: no se puede aumentar el déficit, pero tampoco hay ingresos?
Reforma tributaria estructural.
¿Cuál es el límite para que se empiece a considerar que hay crisis?
Para evitar una crisis, el país debe atacar los déficits gemelos, estos es, el fiscal y el de la cuenta corriente. Y no ahorrar esfuerzo en el control de la inflación.
 TEMA 6
 ¿Por qué bajó la pobreza? CUALES SON LOS INDICES QUE MIDEN LA POBREZA EN COLOMBIA -COMO SE MIDE-QUIEN LA MIDE- SON REALES ESTAS CIFRAS. PORQUE?
A pesar de la caída del petróleo, el año pasado hubo menos pobres en Colombia. En 2016, con un panorama mucho más complejo, será difícil no perder estos avances. El desempleo, sin embargo, sube.              

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·          En Colombia hay dos for-mas que se complementan para calcular la pobreza. La primera se basa en los ingresos de los hogares y se le conoce como pobreza monetaria. Para la segunda se miden cinco indicadores relacionados con las carencias que podrían tener las familias y se le llama pobreza multidimensional.


Pues bien, según el Dane, Colombia avanzó el año pasado en ambas mediciones frente a 2014. De acuerdo con el indicador monetario, el porcentaje de colombianos en situación de pobreza bajó de 28,5 por ciento a 27,8 por ciento. Esto equivale a decir que 171.000 personas dejaron de ser pobres. Bajo este mismo indicador, también se redujo la pobreza extrema de 8,1 por ciento a 7,9 por ciento. Como quien dice, 24.000 personas abandonaron la miseria. En cuanto a la medición multidimensional, el resultado también es favorable. Según este, 700.000 personas salieron de la pobreza entre 2014 y 2015, pues el indicador bajó de 21,9 por ciento a 20,2 por ciento.


El ritmo al que avanza Colombia en la lucha contra la pobreza parece lento –sería deseable que fuera más rápido–, pero llama la atención que la reducción observada en 2015 se haya presentado en un año tan difícil, en el que el precio del petróleo bajó de 100 a 50 dólares, lo cual redujo la capacidad de gasto público y quitó ritmo a la economía.
Para el director de la Cepal en Colombia, Juan Carlos Ramírez, la explicación está en el buen comportamiento del empleo, lo cual se notó en la tasa de desocupación, que tuvo descensos a lo largo de 2015. El ingreso laboral es determinante en los hogares pues les permite adquirir la canasta básica alimentaria.
Los programas de protección social del gobierno, incluido el plan de vivienda gratis, también ayudaron a reducir la pobreza el año pasado. A pesar de la situación fiscal compleja, el Estado pudo mantener el esquema de transferencias a los más pobres. Ahora bien, más allá de estas mejoras, hay un gran interrogante sobre la posibilidad de mantener estos indicadores. El horizonte se vislumbra complicado y, en esta medida, el reto mayor estará en evitar que los avances del pasado se pierdan.
Según la Cepal, será fundamental enfocar los esfuerzos en mantener el empleo, para que la población más pobre que logró subir un escalón se sostenga en ese nivel. En esto, la política para reactivar la industria y el agro será clave. El problema es que enero ya dio señales preocupantes. El Dane reportó que la tasa de desempleo nacional en el primer mes de 2016 ascendió a 11,9 por ciento, superior en más de un punto a enero de 2015. Para las 13 ciudades principales la tasa fue 14,1 por ciento.

El sorpresivo aumento en el desempleo, en especial en el ámbito urbano, hace temer por un cambio en la tendencia favorable del mercado laboral. Según la unidad de investigaciones de Bancolombia, la desaceleración de la economía es el principal determinante de este cambio. Para 2016, la mayoría de los pronósticos de crecimiento del PIB no van más allá del 2 por ciento, lo cual no deja margen al optimismo en el mercado del trabajo.


Los economistas suelen decir que Colombia requiere crecer a tasas del 4 por ciento para bajar más rápidamente la tasa de desempleo y acelerar la reducción de la pobreza. Ahora que se habla de un menor ritmo, la situación se complica. Y esto es especialmente preocupante para el grupo de la población que ha mejorado su situación pero se encuentra en lo que se llama línea vulnerable, una posición desde la que fácilmente puede descolgarse o empeorar. En esto será fundamental conservar los esquemas de cobertura social, un desafío más en la actual estrechez fiscal del país.

Y, sin duda, es definitivo cerrar la brecha entre lo rural y lo urbano. La directora de Prosperidad Social, Tatyana Orozco, afirma que en el último año han hecho intervenciones integrales en lo rural con el concurso de ministerios como los de Educación y Agricultura en programas de generación de ingresos, seguridad alimentaria o Más Familias en Acción para llegar a los hogares más pobres.

Por último, el gobierno celebró que Colombia se ha vuelto un país de clase media. Aunque en esto hay un gran debate técnico sobre lo que es ese segmento y los niveles que comprende este rango, lo cierto es que los indicadores muestran un avance. En 2002, la mitad de los colombianos estaba en condición de pobreza (el 49,7 por ciento). Hoy en esta situación se encuentra poco más de la cuarta parte de la población (27,8 por ciento). Ciertamente, un grupo escaló hacia una mejor condición.

El problema es que la desigualdad del ingreso todavía se mantiene en niveles altos y se reduce muy lentamente. El coeficiente de Gini, que marca 0 para la equidad perfecta y 1 para la total desigualdad, pasó de 0,538 en 2014 a 0,522 en 2015. Los expertos señalan que mover a la baja este indicador ha sido muy difícil en Colombia, pues depende de una combinación de factores, entre ellos de una mejor estructura tributaria. Cabe anotar que en 2002, el Gini estaba en 0,572. Aunque Colombia ya no está en el grupo de los más desiguales, tampoco está en el de los más justos.

TEMA 7 

Primero cayó el petróleo, ahora el carbón
El desplome en los precios del mineral tiene al sector en una situación tan crítica como la del petróleo. La inminente huelga en Cerrejón terminaría de agravar las cosas.
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Si por la industria petrolera llueve, por la del carbón no escampa. El año pasado el precio de la tonelada del mineral cayó 28 por ciento, un descenso que se suma a las bajas consecutivas de los últimos cinco años, tiempo durante el cual la cotización pasó de 124 dólares la tonelada a 42. Es decir, se redujo en 66 por ciento.

La situación es tan complicada que las grandes mineras del mundo, que por décadas han dominado el mercado, ya anuncian drásticos planes de ajuste de gastos, recorte de personal, venta de activos y suspensión en el pago de dividendos, entre otras acciones. Es el caso de Glencore, Anglo American y BHP Billiton, compañías que tienen millonarias inversiones en Colombia y han visto caer el precio de sus acciones en bolsa al tiempo que las agencias calificadoras les reducen el grado de inversión. Para el país, el desplome del precio es muy grave, pues el carbón es el segundo producto que exporta después del crudo.

Colombia, cuarto exportador mundial de carbón después de Indonesia, Australia y Rusia, no ha logrado cumplir la meta que se había fijado para 2012, de producir 97 millones de toneladas. El año pasado llegó a 85,5 millones, una caída del 3,4 por ciento frente a 2014. Para 2016 hay gran incertidumbre frente al volumen que alcanzará si sigue el descenso en las cotizaciones.
El año pasado, las exportaciones colombianas de este mineral, que habían alcanzado un nivel récord de ventas externas en 2011, con 7.500 millones de dólares, cayeron 34 por ciento, lo que produjo entradas por 4.140 millones de dólares.

Como en el caso del petróleo, el panorama sería aún más oscuro si no hubiera sido por la mayor devaluación que ha ayudado a amortiguar el golpe de los precios. En el país hay muchas expectativas por la suerte de las principales carboneras, que aportan millonarios recursos en regalías a las regiones pobres. Roberto Junguito, presidente de Cerrejón, la mina a cielo abierto más grande de América Latina, dice que la crisis del sector afectó las utilidades de la compañía, que cayeron 86 por ciento en 2015. En enero de este año el panorama se complicó aún más, hasta el punto que ya hay pérdidas.

Para hacerle frente a la situación, la empresa puso en marcha un plan de ajuste y mejoras en eficiencia y productividad, con el que espera lograr ahorros por 155 millones de dólares al año. Además, el 14 por ciento de los equipos está inactivo, porque con los actuales precios no resulta rentable extraer el mineral de ciertas partes de la mina. El año pasado produjeron 33,2 millones de toneladas y están haciendo lo posible por mantener este nivel en 2016.
A la difícil coyuntura de precios, Cerrejón afronta un tema laboral muy complejo. Los trabajadores votaron el jueves a favor de declarar la huelga ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con las directivas en temas salariales, educativos, de salud y ambientales. Tienen diez días para definir la hora cero de la que sería la segunda huelga en menos de tres años, ya que la primera, declarada en 2013, duró 32 días y provocó millonarias pérdidas, con efectos sobre la economía del país.
Junguito afirma que una nueva huelga sería una estocada para la compañía, los propios trabajadores –que entre directos y contratistas suman 12.600– y para La Guajira, que vive de las regalías mineras y cuyos habitantes enfrentan graves problemas de miseria y desnutrición. El año pasado, por impuestos y regalías, Cerrejón le giró al Estado 377 millones de dólares, es decir, más de 1 billón de pesos.
Santiago Ángel, presidente de la Asociación Colombiana de Minería, considera que en esta nueva coyuntura es indispensable que el gobierno estudie otorgar estímulos en la reforma tributaria porque Colombia, después de Indonesia, es uno de los países donde el sector paga las mayores tasas impositivas. Adicionalmente, dice que hay que trabajar en asociaciones público–,privadas (APP) para sacar adelante proyectos que podrían quedar estancados con los precios actuales.

Apretarse el cinturón
Ante la coyuntura tan complicada, las grandes mineras del mundo están reportando cifras en rojo que las han llevado a revisar su plan de inversiones. La británica Anglo American, la quinta más grande, registró una caída del 26 por ciento en sus ingresos el año pasado, mientras que sus pérdidas alcanzaron un nivel histórico de 5.600 millones de dólares. Estos malos resultados llevaron a que el precio de su acción en la Bolsa de Londres bajara más del 70 por ciento, con lo que su capitalización bursátil (valor en bolsa) se derrumbó a 6.300 millones de dólares. La calificadora de riesgo Moody’s rebajó a nivel de chatarra la deuda de la compañía, que asciende a 12.000 millones de dólares.

ACTIVIDAD 8

EL SECTOR MINERO -ENERGÉTICO Y LA ECONOMÍA DE COLOMBIA

Resumen El sector energético minero es uno de los pilares del plan de desarrollo del gobierno del Presidente Juan Manuel Santos. Este es un sector muy intensivo en capital de ahí que su participación directa en la mano de obra es muy baja, 1,13% en 2009, pero en el PIB fue de 11,14%. Sus efectos indirectos tienen que ver con los eslabonamientos que no son muchos, el papel en las exportaciones, la inversión extranjera y los impuestos. Al considerar todos los efectos, el papel del sector se ve incrementado. Falta, de todas maneras, una política industrial que utilice las demandas y ofertas del sector para crear nuevas industrias en el país, con lo cual el sector tendría un papel mucho más dinamizador. 

En 2010, con la asunción a la presidencia de Juan Manuel Santos, la situación es diferente, puesto que los planes que se implementaron desde esa época han dado sus frutos y hoy ya hay un desarrollo importante en hidrocarburos, carbón, níquel, oro, plata, platino, esmeraldas y otros minerales metálicos y no metálicos. Pero la gran falla ha sido que no se ha utilizado al sector energético-minero para impulsar el desarrollo industrial de Colombia, ya que nos quedamos en la etapa simplemente extractiva y rentística. Es decir, hay una reprimarización de la economía, sin que se hayan dado eslabonamientos hacia atrás y adelante.

 La explosión de los precios de las materias primas, el incremento en la producción y la invasión de multinacionales a Colombia por los beneficios extraordinarios que obtienen por una legislación demasiado favorable para ellas han creado la ilusión de un boom. Se critica que el sector minero-energético sea una locomotora. Colombia es rica en recursos energéticos como petróleo, carbón, gas natural e hidroenergía y de minerales como oro, plata y platino, que hay que aprovecharlos racionalmente, para lo cual se requiere una planeación de largo plazo y una estrategia de desarrollo industrial. 2. El papel del sector energético-minero en el PIB, el empleo, la balanza de pagos y los ingresos del Estado. 
El sector minero-energético comprende los subsectores de minas y canteras (hidrocarburos, carbón, minería metálica y no metálica), electricidad y gas y refinación 2.1 El PIB del sector energético-minero La primera aclaración es definir qué se entiende por el sector energético minero. Lo energético minero no se concentra solamente en el subsector de minería y canteras de las cuentas nacionales, sino que comprende otras actividades que tienen que ver con la energía como la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica y la distribución de gas domiciliario (gas natural y GLP), y la refinación de hidrocarburos. 

Bajo esta definición, en 2007 el sector energético-minero explicaba el 10,36% del PIB y en 2009 aumentó a 11,14% del PIB, lo que lo muestra como uno de los sectores importantes de la economía, por encima de la agricultura, la construcción y el transporte, cerca de la industria y el comercio y por debajo de servicios sociales y el sector financiero. Para 2009, la minería representaba el 6,69% del PIB seguido por Electricidad y gas con 2,71% y refinación con 1,74%. Dentro de la minería el peso más alto correspondía a petróleo con 4,33%, a continuación carbón con 1,47%, minerales metálicos con 0,53% y minerales no metálicos con 0,37%. En el subsector de Electricidad y gas, la electricidad explicaba el 2,36% y la distribución de gas domiciliario solamente el 0,35%. Para determinar el verdadero papel de un sector hay que incluir los efectos indirectos del sector, dados por los eslabonamientos que pueden ser pocos, moderados o muchos. Los efectos hacia adelante del sector están dados por las ventas hacia otros sectores para utilizarlos como insumo para su consumo directo o su procesamiento adicional. Los efectos hacia atrás vienen dados por las compras que hace el sector de otros subsectores. Efectos hacia adelante importantes vienen dados por el procesamiento de los productos para darles mayor valor agregado, especialmente en el sector manufacturero, como en los subsectores siguientes: 
LA Fabricación de sustancias y productos químicos  Fabricación de productos de caucho, de plástico y de fibras sintéticas  Fabricación de productos de minerales metálicos y no metálicos  Industrias básicas de hierro y acero  Fundición de metales  Fabricación de maquinaria en general Los efectos hacia atrás se pueden dar en cualquier sector, como:  De la fuerza humana por la fuerza motriz  Servicios a las empresas  Transporte  Comercio al por mayor y al por menor  Compra de bienes del sector industrial en general
 En lo que tiene que ver con los productos del sector energético, estos entran en la producción de bienes y servicios y en los hogares como insumos importantes, ya que la tecnología desde la revolución industrial está basada en la sustitución de la fuerza humana por la fuerza motriz, el transporte es intensivo en energía, al igual que la guerra, y nada en la sociedad del siglo XXI se mueve sin energía. En este sentido, tener fuentes internas de energía abundantes y baratas es parte de la seguridad y de la productividad de un país. Entonces, para conocer el papel del sector energético minero en la producción se requiere que se determinen los efectos indirectos, para lo cual es necesario hacer uso de los datos siguientes.
Sector 2007 2009 2009 % del PIB Minería 22.217 27.131 6,69 Carbón 5.700 5.981 1,47 Petróleo 13.339 17.766 4,33 Minerales metálicos 1.897 2.156 0,53 Minerales no metálicos 1.362 1.483 0,37 Refinación 7.387 7.059 1,74 Electricidad y gas 10.610 11.009 2,71 Electricidad 9.185 9.578 2,36 Gas 1.425 1.431 0,35 Total 40.214 45.199 11,14

EL EMPLEO EN EL SECTOR   :   El sector es intensivo en capital, de ahí que los empleos directos son muy bajos. En 2009, el sector demandó 212.612 empleos, solamente 1,13% del empleo nacional, mientras su participación en el PIB fue de 11,14%, una muestra de la fuerte intensidad en capital de este sector. En el Cuadro 4 se presenta una discriminación del empleo en 2009 por subsectores. Del total, 183.000, el 86,01% se produjo en la minería, seguido por electricidad y gas con 12,22% y refinación con solamente 1,77%. La productividad del sector energético minero es alta en comparación con otros sectores.

 En 2009 fue de 212,6 millones de pesos de 2005 o 17.715.761 de pesos por mes en comparación con 21,9 millones de pesos para el promedio nacional, es decir 9,71 veces mayor, lo que muestra que este sector es muy intensivo en capital.
La discriminación por subsectores muestra que la productividad es muy diferente. Refinación es el menos intensivo en trabajo, con una productividad de 1954 millones por año, seguido de electricidad y gas con 423 millones y minería con 183 millones de pesos. Es decir, que una política de empleo no puede contar con el efecto directo del sector energético minero sino que hay producir eslabonamientos en los sectores manufacturero y de servicios para que el impacto sobre el empleo sea notable.

 LA BALANZA DE PAGOS : Los efectos del sector minero energético se reflejan en varios de los componentes de la balanza de pagos, tanto en la cuenta corriente como en la de capital. Normalmente, solamente se mira a las exportaciones y a las inversiones directas y se olvidan las importaciones, el pago por servicios y las remesas de utilidades, dándose una impresión más positiva del sector y de la inversión de la inversión extranjera de lo que es en realidad. Por ejemplo, para 2002, según el Banco de la República, los ingresos por exportaciones de petróleo y derivados fueron de 3.428 millones de dólares, pero al tener en cuenta todo los demás factores, el balance global se reduce a 2.315 jmillones de dólares. Situación similar ocurre para la explotación de minerales.

LAS EXPORTACIONES DE LOS HIDROCARBUROS : Las exportaciones de hidrocarburos se distribuyen en petróleo crudo y combustóleo (fuel oil). Las importaciones se concentran en derivados de petróleo, más de 70% en ACPM, y en cantidades menores en gasóleo, parafinas, gasolinas (gasolina de aviación incluida) y GLP. En valor, como efecto de los incrementos en los precios, las exportaciones se multiplicaron por 2,76 veces de 2002 a 2010 y las importaciones por 6,25 de 2002 a 2009.

En lo que se refiere a ECOPETROL, el valor de las exportaciones de petróleo y derivados se incrementó por el aumento en los precios internacionales y de la producción en los años 2007 a 2009 (Cuadro 6). El valor de las exportaciones de crudo varió de US1.722 millones en 2002 a US3.034 en 2007, se duplicó a US6.651 millones en 2008 como consecuencia de las alzas fuertes que tuvieron lugar en este año, y bajaron en 2009 a US4.263 por la caída en el precio internacional. El valor de las exportaciones de derivados, principalmente de fuel oil, fue más irregular por el movimiento de los precios y la variación en los excedentes exportables.

El gran incremento en el volumen de las exportaciones mineras se dio por las exportaciones de carbón que vienen creciendo desde que entró en producción el Cerrejón a mediados del decenio de los ochenta. De una cifra ya alta de 36.510.000 de toneladas enviadas al exterior en 2002, casi se duplicaron en 2010.

 Los impuestos y el sector energético-minero El sector es importante generador de de ingresos para el Estado en forma de regalías, impuestos de renta, IVA, aduana, impuestos al patrimonio, predial y de industria y comercio, dividendos de ECOPETROL e impuestos a los combustibles, entre los importantes, y a través del gasto de estos recursos se crean interdependencias muy importantes que implican mayor crecimiento del PIB y empleo.

 Es decir, el rol del sector no puede mirarse solamente con sus efectos directos sino hay que tener en cuenta todas las relaciones que se dan en la economía. El papel que ha venido tomando la explotación minera requiere que se piense sobre su contribución a la economía nacional. El sector tiene una estructura impositiva que viene de la Ley de Regalías que las fijo de 1% a 12% dependiendo de los minerales y específicas para el petróleo y el gas natural El total de ingresos provenientes del sector fue en 2009 de 25.043 miles de millones de pesos. Al excluir las regalías, ya que pertenecen en su mayoría a las regiones, los ingresos del sector se reducen a $18.500 miles de millones, un 24% de los ingresos totales del Estado ($77.156 miles de millones), una cifra bastante alta, lo que muestra el papel del sector para financiar al gobierno central. La situación es mejor si se incluyen los 1.656 miles de millones de exenciones y deducciones de que gozó el sector en 2009.

La energía es un insumo clave para la economía de un país. Sin energía no hay crecimiento económico, de ahí que hay que planear muy bien la satisfacción de la demanda de energía en un horizonte de más de veinte años, lo cual no se ve en el plan del gobierno. No se ve una visión de largo plazo, sino apenas hasta el 2020. 


Somos ricos en energía pero los recursos son finitos y algún día se acaban y hay que estar preparados para esto. Se da la impresión que tenemos recursos infinitos. No se vislumbra un plan para el largo plazo para atender la época en que los recursos renovables comiencen a escasear. Falta un plan de sustitución y ahorro de energía; un plan agresivo de nuevas fuentes renovables de energía; un plan de energía nuclear; un plan de transporte eficiente en energía; un plan de ciudades eficientes en energía. El petróleo lo tendremos para un máximo de treinta años, los recursos hídricos cada vez serán más escasos y para el gas natural las perspectivas son modestas. Treinta años  pasan rápido. Están en juego las generaciones futuras de colombianos.

EL PLAN DEL SECTOR ELÉCTRICO  es muy poco lo que se dice, excepto lo que mencionan todos los planes de satisfacer la demanda de energía eléctrica. Ninguna referencia a un plan de eficiencia energética. Por ejemplo, bombillos eficientes Precios de la energía eléctrica. ¿Por qué ISA construye carreteras en Antioquia? Si tiene tanta plata es porque las tarifas están altas. No hay una política sobre el uso eficiente de la energía en el transporte, como límites a los vehículos que se produzcan e importen en el país. 

Se continúa con la política de privatizaciones de las pocas empresas electrificadoras que aún tienen un porcentaje alto de capital público: Electrificadora de Boyacá (vendida a finales de 2011 a un grupo de pensiones y de capital canadiense), electrificadoras del Meta, de Nariño, del Huila, de Caquetá. Quedarían pendientes la generadora ISAGÉN y la empresa de transmisión ISA, verdaderas joyas del sector eléctrico. No se habla de los precios de la energía eléctrica, que son de los más altos del mundo, es decir, no se parte de la idea que hay que tener precios más bajos y que, por lo tanto, hay que revisar las metodologías para definir los precios. 


ASPECTOS AMBIENTALES  DEL SECTOR : La energía y la minería son los sectores que más impactos negativos tienen sobre el medio ambiente en todas sus etapas. Hay medidas para disminuir los efectos negativos ambientales, pero para esto se requiere autoridades ambientales serias, ajenas a presiones indebidas. En esto el plan es terriblemente pobre, no se menciona prácticamente nada, se pasa por alto que los efectos ambientales de la explotación minera son enormes, y que por tener ganancias de corto ´plazo se pueden cometer daños irreparables en el ambiente, más costosos que los beneficios recibidos. 3.4 Papel de los usuarios Ley 142 de 1994 que creó la Comisión de Regulación y Energía y Gas-CREG y la Ley 143 de Servicios Públicos Domiciliarios que estableció el control de las empresas de servicios públicos es muy pobre en el papel de los usuarios.

 En efecto, la única participación se centra en unas comisiones de control que solamente intervienen ex post para controlar la aplicación de las tarifas y el servicio a los usuarios pero sin ningún poder de decisión. Como lo he criticado en numerosos artículos, las decisiones se quedan en unos pocos técnicos y en la injerencia de las empresas que tienen todo un equipo para influir en las decisiones de la GREG. Las consultas públicas que hacen son foros en que normalmente discuten las empresas con la CREG y poco participan los usuarios que no están organizados, actúan más individualmente y poseen las competencias necesarias para controvertir a la CREG y las empresas.

 Un verdadero sistema democrático en que todos sean parte de la toma de decisiones, especialmente en un tema tan sensible como las tarifas implica que toda decisión de la CREG sea sometida a un proceso obligatorio de discusión pública, con usuarios organizados y asistidos técnica y financieramente por el Estado. Un buen ejemplo son las discusiones en Estados Unidos, en que las diferentes partes intervienen como en un juicio, de tal forma que la apertura a la sociedad sea algo serio, obligatorio y no simplemente un requisito formal sin ningún efecto. 

 TENEMOS BOOM  ?El gobierno, los periódicos, los políticos y expertos hablan de un boom, según el cual Colombia está en las puertas de ingresos cuantiosos que nos pueden llevar a la enfermedad holandesa y al despilfarro si no se definen políticas adecuadas para el manejo de esta bonanza. Para conjurar este boom, el nuevo gobierno ha presentado dos proyectos que están relacionados: la ley de regalías y la ley de la regla fiscal, que serán los instrumentos para la utilización eficiente de los recursos extraordinarios que llegarán, que comprende la creación de fondo de ahorro y estabilización para guardar dinero para el futuro. Pero que tan cierto es el boom, a quien favorece en realidad: ¿al gobierno nacional, a los departamentos, a los municipios, a los ciudadanos o a las empresas privadas nacionales e internacionales? Como se mostrará, favorece más a las multinacionales que LAS PROYECCIONES  las cuales   están sujetas a muchos imponderables.

 En la presentación del proyecto de ley sobre las regalías, el gobierno presentó diferentes cifras para determinar hasta el año 2020 sus proyecciones de producción, impuestos y regalías provenientes de los hidrocarburos, el carbón, el níquel y el oro, dejando de lado productos como la plata, el platino, las esmeraldas y otros. Clave es la determinación de la posible oferta futura de petróleo, gas natural, carbón, oro y níquel, lo cual depende de las reservas, los precios internacionales y las inversiones para extraer y exportar los productos. En petróleo, es bueno recordar que el país en los noventa llegó a producir 815.816 barriles por día en 1999, mientras que en 2010 el promedio estuvo cerca de 800.000 barriles, lo cual señala que en el pasado tuvimos años mejores que los transcurridos desde el 2000. Las proyecciones de la producción de petróleo y gas natural del gobierno nacional en la exposición de motivos al Congreso de la República muestran para el primero una producción creciente de 800.000 barriles por día en 2010 a un máximo de 1.450.000 barriles por día en 2020, y una producción estable de gas natural en barriles equivalentes de de 200.000 barriles por día en 2010 a un pico de 250.000 barriles por día de 2013 en adelante. Al ritmo de producción proyectada por el gobierno nacional de 2010 a 2020, en estos 11 años se habrán consumido 4.891 millones de barriles de petróleo. Dado que las reservas a finales de 2009 eran de 1988 millones de barriles, significa que hay que descubrir reservas por 2.903 millones de barriles, para quedar en cero reservas al final de 2020, lo cual no puede ser porque el país sería importador a partir de este año. Es decir, se necesita descubrir reservas de por lo menos 4891 millones de barriles, para quedar con reservas en 2020 iguales a las de finales de 2009 si se quiere continuar siendo exportador de petróleo. En otras palabras, estas proyecciones son totalmente optimistas, excepto que se descubrieran campos tipo Cusiana-Cupiagay Cira-Infantas de más de 500 millones de reservas, lo cual es otro albur.


 Las probabilidades de descubrir petróleo en Colombia son de 20%, con tamaños promedio de reservas por campos entre 15 y 30 millones de barriles. Nunca se ha logrado en Colombia tener más de 100 pozos exploratorios. En el período 2002- 2010 el promedio fue de 52 pozos, con promedio de 79 pozos de 2007 a 2010. Supongamos la cifra optimista de 100 pozos por año de 2010 a 2020 y una probabilidad de 22 millones de barriles por campo descubierto, que con 20 pozos exitosos daría 4.840 millones de barriles de nuevas reservas, apenas suficientes para atender las proyecciones de producción del gobierno si se cumplen estas metas de reservas.

 Por supuesto que se contestará que hay que considerar la revaluación de reservas de campos maduros a través de recuperación secundaría o aún terciaria. Aún así, se puede afirmar que nos encontramos ante unos valores de producción bastante optimistas. En gas natural las predicciones son más conservadoras, pero aún optimistas porque no se prevé en el panorama nuevos descubrimientos. Pero igual que con el petróleo, en estos once años se habrán consumido por lo menos 4.000 gpc (gigapies cúbicos) por encima de las reservas probadas a finales de 2009 de 3.700 gpc y por debajo de las potenciales de 7.5000 gpc (probadas más probables), por lo cual nos encontramos aquí con proyecciones también optimistas.

 Las proyecciones de la producción de carbón son bastante optimistas: un aumento de 68%, al pasar de 92 millones de toneladas en 2010 a 160 millones de toneladas en 2020. A diferencia del petróleo, las reservas probadas de carbón son altas para las necesidades de Colombia dado el escaso uso interno de este energético. Un ejemplo lo muestras: el consumo interno de toda la historia de Colombia es apenas igual al consumo de carbón en 2009 de los Estados Unidos. El problema es que para que se concreten las proyecciones del gobierno hay que contar con in versiones cuantiosas en infraestructura ferroviaria y portuaria. En oro se proyecta que la producción aumentará de 53 toneladas en 2009 a 93 toneladas en 2020, un incremento de 40%, que se basa en la atracción de las multinacionales ante las perspectivas de la continuación de precios altos en el mercado internacional. La experiencia histórica ya ha demostrado que precios altos son seguidos por caídas fuertes

. LOS PRECIOS . Predecir precios de energéticos y productos primarios es un acto de brujería Predecir los precios en el mediano y largo plazo es un proceso prácticamente de brujería porque las variables que entran en juego son numerosas. Hay un factor impredecible como es la política que puede dar lugar a movimientos bruscos en los precios. El otro, es el estado de la economía mundial, con sus crisis y expansiones. En condiciones normales, con una economía mundial creciente en el mediano y largo plazo, los precios del petróleo deben aumentar continuamente e igual los del gas natural, carbón y commodidites en general. Sin embargo, hay que ser precavidos puesto que la economía mundial se encuentra en la fase recesiva de lo que corresponde al ciclo de Kondratiev de largo plazo y son varios los síntomas que muestran que el capitalismo se encuentra en crisis. En Europa se están dando remedios tipo FMI a las economías, las mismas medicinas que se aplicaron en Latinoamérica en los ochenta y noventa con resultados desastrosos, y es de esperar que tampoco resultarán en el Viejo Continente, hoy manejado por una tecnocracia ultraneoliberal.

 Las proyecciones de los precios del crudo WTI por parte del gobierno, que es la referencia para Colombia, en comparación con las estimaciones del Departamento de Energía de los Estados Unidos, son moderadas, de US 77 el barril en 2010 a US 83 el barril en 2020, contra precios por encima de US$ 100 dólares el barril en el escenario de refeeencia de La Agencia de Administración de Energía en su International Outlook de julio 2010.. Paralelamente, los precios FOB del carbón se mantienen en US 83 la tonelada, los del níquel bajan de US8 la libra en 2010 a US6 la libra en 2020 y los del oro se proyectan se mantendrán en US1.250 la onza. Igual que con el petróleo, puede ocurrir cualquier cosa. Lo más razonable en estas situaciones tan impredecibles es la de trabajar con escenarios. Partir de un escenario base en que se cumplen los deseos del gobierno en cuanto a producción y precios y establecer otros con producciones menores de petróleo, carbón y oro y con precios más altos y bajos. 


 La repartición de los impuestos y regalías se concentran en el gobierno De acuerdo con la exposición de motivos del gobierno para la aprobación de la ley de regalías, de 2010 a 2020 se recibirían por pago de impuestos y regalías $302.253 millones de los hidrocarburos, el carbón, el níquel y el oro, de los cuales $191.110 millones en impuestos y $111.143 millones en regalías. Del total de la renta minera, un mínimo de $244.870 provendrían de los hidrocarburos, es decir, el 81,0%, fundamentalmente por el papel de ECOPETROL (Cuadro 11). Hay varias cifras para comentar. El bajo valor de los impuestos pagados por empresas diferentes a ECOPETROL así como las cifras bajas de regalías por la explotación de oro, carbón y níquel que no guardan relación con los incrementos en los precios de 2007 en adelante. El gobierno no lo menciona, pero hay otros impuestos que llegan directamente a la nación que son los impuestos a los combustibles (gasolinas y diesel), que de 2010 a 2020 suman $70.000 millones si no se modifica la estructura actual de precios.

 O sea, que la renta minera, sin incluir los impuestos predial, de industria y comercio y otros se aproximaría a $ 372.253 millones que, en principio, 30,66% irían para las regiones y 69,34% para la Nación. Sin embargo, la ley de regalías aprobada 2011, un 10% alimentará un fondo de ciencia y tecnología, un 10% un fondo de pensiones, otro 30% iría para un Fondo de Ahorro y Estabilización manejado por el Banco de la República para atender cambios en la situación fiscal. Si esto es así, la renta minera para las regiones se reduce a 19,1%, o $71.132 millones. En otras palabras, la gran tajada del ponqué se queda en la Nación. Lo interesante está en que el gobierno no menciona en ninguna parte los impuestos a lo Las regalías se definieron en una época de precios bajos de los minerales, del carbón y del petróleo.

 Se pueden aumentar, especialmente en minerales y carbón. El gobierno, tanto en el plan como en las afirmaciones de los ministros de minas y energía no se menciona el tema de modificar las reglas de las regalías, especialmente las mineras. Hay un temor exagerado a tocar el asunto, una especie de prevención de que la inversión extranjera desaparecería. Los niveles de las regalías son los siguientes: Oro: 4,0% Oro de aluvión en contratos de concesión: 6,0% Níquel: 12,0% Plata: 4,0% Platino: 5,0% Carbón: en explotaciones menores a 3 millones de toneladas: 5% y en explotaciones mayores a 3 millones de tonelada. 10,0% Minerales metálicos: 5,0% Minerales no metálicos: 3,0% Sal: 10,0% Petróleo depende de la producción y el precio internacional Gas natural: depende del sitio y hay fórmula de reajuste para el gas de la Guajira Igual que con los hidrocarburos, los incrementos en precios internacionales benefician más a los productores que al país. Estos se benefician de unas ganancias extras que no tienen ninguna relación con mayor eficiencia, cuando el estado debería ser el mayor beneficiado.

 Otro ejemplo de la confianza inversionista, muy benéfico para el productor pero perjudicial para el país. Por ejemplo, las regalías del oro son de 4% sobre el precio en boca de mina para la minería de veta, una cifra irrisoria con precios de 1.300 dólares la onza, apenas 62 dólares, porcentaje igual a cuando la onza valía 300 dólares antes de 2007. Hay una ganancia extraordinaria que se la apropia el productor, de un recurso natural no renovable que va contra toda lógica económica, cuando ese excedente debe ir a la Nación, es decir, a todos los colombianos. Es la llamada confianza inversionista, negocio muy bueno para el productor privado nacional y transnacional pero pésimo para el estado. El mismo argumento se aplica para el carbón, el níquel, la plata y otros recursos mineros. 4.5 Buena parte del excedente se lo apropian las transnacionales Hay un punto que casi no se menciona. Las transnacionales se quedan con parte muy importante de la renta petrolera por el nivel tan bajo de las regalías.

 Un cambio a regalías variables en los minerales dependiendo del precio internacional mejoraría los ingresos. A continuación se harán unos ejercicios aproximados para mostrar el potencial de recursos adicionales si se introducen modificaciones en el nivel de las regalías. La regalía teórica para el oro es de 4%, un valor ridículo que no tiene nada que ver con los precios altos. Cuando se aprobó la ley de regalías la onza de oro estaba alrededor de US300 y no se estableció una fórmula para apropiarse del excedente cuando se produjeran precios fuera de lo normal. Supóngase que el costo de una onza de oro es de US300, entonces para un precio de US 1.250, la regalía es de US50, suma ridícula. Se tiene, entonces, una utilidad de US 900, pero como la regalía se considera un costo, el pago de impuesto de renta de US$ 280,5. A la Nación le quedan US 330,5 (US280,5+ US 50), 36,73% de las utilidades y a la multinacional US 569,5 (US900-US 330,5), es decir, 63,27%. lo cual es totalmente inequitativo porque la ganancia extraordinaria se va para la multinacional, con una tasa de rentabilidad altísima. Este es un cálculo aproximado de los grandes rubros que no tiene en cuenta filtraciones, subvenciones y trucos contables.

 La solución es apropiarse de esa ganancia extraordinaria para el gobierno central y la región a través de regalías variables incrementales, pero el punto de partida de 4% es bajísimo. Esto es lo que se llama confianza inversionista: todas las ventajas para las transnacionalesSi la regalía del oro se aumentara de 4% a 20%, por ejemplo, se cambia la repartición a favor de la Nación, y de $2.182 miles de millones las regalías crecerían a $10.910 miles de millones. Si el mismo ejercicio se hace para el carbón, de pasar de una regalía promedio de 7,5% a 20,0%, las regalías aumentarían a $46.179 miles de millones. Y en la situación del níquel, las regalías aumentarían de $ 1.184 miles de millones a $2.819 miles de millones. El caso del petróleo es más aberrante por el tamaño del ponqué. Con la ley de regalías de 2002 la regalía de 20% se volvió variable, de un mínimo de 10% a un máximo de 25%, dependiendo de los promedios diarios de producción, que significó en la realidad reducir la regalía a un promedio de 10,9% en 2010. Una de las más bajas del mundo. Aunque el nuevo contrato de explotación aprobado en 2003 prevé un ajuste a la regalía según la variación del precio internacional, el ajuste es pequeño.

Simplemente, supóngase una regalía de 10,9%, un precio de petróleo de US80 dólares el barril y un crudo entre 22 y 29 grados API. Entonces, el derecho de entregar a la ANH, de acuerdo con el nuevo contrato petrolero, por un precio mayor al de referencia es el de una regalía adicional de 21,27% sobre el precio de referencia, para un promedio de 23,82% sobre los US$80,00. Al considerar los costos de producción (US 20 dólares el barril con costo de transporte) y el impuesto de renta, se llega a que la Nación se queda con US 32,57 por barril, el 56,28% de la utilidad, y la empresa con US 27,43 el barril, el 45,72 % (Cuadro 12). Sin embargo, estos cálculos no tienen en cuenta otros impuestos menores, cánones superficiarios y los beneficios y exenciones por impuesto de renta e IVA de acuerdo con la normatividad que se aplicó desde 2006. Es decir, al tenerlos en cuenta la participación del gobierno antes de 2010 baja a menos de 50% para el petróleo e igual sucede con el oro, el níquel y el carbón. En el caso del petróleo, un valor determinante es el costo de producción. Se partió de US 20 el barril, pero otros expertos como Oscar Vanegas lo fija en menos de US 10 el barril. Si esto es así, la situación mejora enormemente para la empresa petrolera. Si se aumenta el government take a 70%, que no es un valor arbitrario a nivel internacional, a través de un incremento en las regalías, se tendrían US 9,43 adicionales por barril, equivalente en el período 2010-2020 a $90.511 miles de millones.


 Dado que la mayor producción es de ECOPETROL, aquí se estaría produciendo una redistribución de la renta petrolera entre el gobierno, ECOPETROL y las regiones, a favor de estas últimas. Es decir, al tenerse una regalía más alta, disminuye la utilidad para la empresa y el impuesto de renta para el gobierno, pero toda la renta petrolera queda en el país. Para la empresa privada ocurre algo similar, con la diferencia que 30 por ciento por lo menos de la renta vara para el exterior. Para 2009, de 671.000 barriles por día de producción, 426.000 barriles, el 63,49% le correspondieron a ECOPETROL de su operación directa y participación en contratos, y 245.000 barriles pertenecieron a empresas privadas. Cuadro 12. Distribución de las utilidades entre la nación y la empresa petrolera Concepto % US por barril Regalía 10,9 8,72 Regalía adicional 21,27 10,34 Total regalía 23,82 19,06 Impuesto de renta 33,00 13,51 Total government take 56,28 32,57 Total empresa 45,72 27,43 Fuente: supuestos: costo de producción de US 20 por barril, precio de referencia US 31,39 por barril para un crudo entre 22 y 29 grados API. 4.6 Las regiones ganan si se cambian las normas de las regalías En resumen, en lugar de $ 111.143 miles de millones en regalías pagadas, se pasaría a $ 240.879 miles de millones, 2.17 veces más, suma suficiente para mantener los ingresos de las regiones productoras en términos reales a los de 2009 o un poco más y para distribuir mayores recursos a los departamentos no productores.

Visto de otra manera, $129.736 miles de millones se los estarían apropiando injustamente las compañías privadas internacionales y privadas y ECOPETROL. Esto es para el futuro. Para el pasado, cuánta plata no se ha perdido. Esto es la con fianza inversionista: todo para las multinacionales. Al aumentar las regalías, el impuesto de renta se reduce en aproximadamente $25.000 miles de millones, lo que significa menos dinero para el gobierno central, aunque el total de regalías e impuestos termina mayor que con la situación actual, ascendiendo a $476.989 miles de millones en comparación con $ 372.253 miles de millones, una diferencia de $ 104.736 miles de millones, o 28,14%más. (Cuadro 13). Cuadro 13. Comparación entre regalías e impuestos según el gobierno y nuevos cálculos Miles de millones de pesos Concepto Nuevos cálculos Gobierno Diferencia Regalías Oro 10.910 2.182 8.728 Níquel 2.819 1.184 1.635 Carbón 46.179 17.317 28.862 Petróleo 180.971 90.460 90.511y Subtotal regalías 240.879 111.143 129.736 Impuestos 236.110 261.110 -25.000 Total regalías más impuestos 476.989 372.253 104.736 Fuente: Cuadro 1 y cálculos del autor 5. Las exenciones para el sector minero-energético Las exenciones para un sector con rentabilidades tan altas fue un absurdo del gobierno de Álvaro Uribe Vélez., que atentó contra las finanzas públicos y que favoreció de una manera exagerada al capital.

 De 2007 a 2009 las exenciones sumaron $6.306 miles de millones, que corresponden a deducciones por inversión en activos fijos ($ 3.426 miles de millones), rentas exentas (4 2.418 miles de millones) y descuentos tributarios ($ 472 miles de millones). Estos beneficios injustificados para el sector m inero representaron el 29,8% del total de las exenciones en renta del país que fueron de $ 21.173 miles de millones (Cuadro 14) Cuadro 14. Exenciones y beneficios para el sector minero en el período 2007- 2009 Concepto 2007 2008 2009 Deducciones por inversión en activos fijos 741 1.313 1.362 Rentas exentas 945 1.406 67 Descuentos tributarios 133 112 227 Total sector minero 1.819 2.831 1.656 Total país 5.737 7.399 8.037 Fuente: Marco fiscal de mediano plazo 6. Hay que producir un cambio profundo en la legislación minera El análisis anterior nos señala que el asunto de las regalías es doble.

Como repartir la renta petrolera y como cambiar las reglas que están favoreciendo injustificadamente a unas pocas compañías, especialmente extranjeras. En carbón, oro, níquel, plata, platino y esmeraldas. Los cálculos que se han presentado son preliminares pero muestran dos puntos: 1. Que hay que ser muy cautos con las proyecciones para evitar esperanzas exageradas. Se recomienda trabajar con escenarios para evitar sorpresas. 2. Que hay todo un trabajo por hacer en el tema de las regalías y los impuestos para que la mayor parte del excedente se quede en el país


. La regla fiscal y la ley de regalías Las leyes de la regla fiscal y de las regalías están relacionados. La regla fiscal tiene por objetivo limitar el déficit del gobierno central a un determinado valor, tal como ocurre en Europa con el valor máximo permitido de 3,0%, dentro de una concepción netamente ortodoxa. En cuanto a las regalías, el gobierno estableció desde su posesión que propondría un cambio en la distribución de las regalías que estaban muy concentradas en las regiones productoras para distribuirlas más equitativamente y ahorrar un porcentaje de las mismas, teniendo en cuenta que el boom minero iba a dar lugar a más recursos de regalías.

 La ley definitiva y el decreto-ley reglamentario creó diez fondos u asignaciones : 1. Un Fondo de Ahorro y Estabilización para guardar 30% de las regalías para atender según sus autores emergencias fiscales y para invertir en el futuro para crecer mañana. Se argumenta que se ahorra hoy para favorecer a las generaciones futuras; 2. 10,0% para un Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación; 3. 10,0% para un Fondo de Pensiones; 4. 2,0% para un Fondo de Vigilancia y Control; 5. 1,0% para el Sistema de Monitoreo, Control y Evaluación; 6. 2,0% para administración del sistema general de regalías 7. 0,5% para los Municipios de Río Grande la Magdalena y del Canal del Dique; 8. 9,0 % para un fondo para asignación directa a los productores de hidrocarburos, y 9. y 35,5% repartidos entre un Fondo de Desarrollo Regional (para mejorar la competitividad de las entidades territoriales con proyectos de impacto regional) y un Fondo de Compensación Regional (para financiar proyectos en las entidades más pobres).


 Un Fondo de Ahorro tiene sentido para atender emergencias como catástrofes (terremotos, ciclones, sequías prolongadas,…) y un pequeño porcentaje para contrarrestar depresiones económicas agudas en que los ingresos fiscales se desploman y es necesario adoptar una política anti cíclica, pero no se puede exagerar su valor, como el 30% que propuso el gobierno. El argumento es, más bien, al contrario, invertir hoy para que las generaciones futuras se beneficien. No hay razón de esperar crecer mañana cuando hay que hacerlo hoy para crear riqueza que beneficie a las generaciones presentes y a las futuras. Un país en desarrollo como Colombia, con múltiples necesidades en todos los campos.


 Infraestructura super atrasada, desindustrialización, salud muy deficiente, un sistema educativo inequitativo y de baja calidad, déficit de vivienda de más de 4 millones, incluyendo vivienda para renovar, un campo atrasado y con rezago en desarrollo tecnológico, lo que requiere es invertir ahora, ya que la rentabilidad es alta, precisamente para dejar un mejor país para las siguientes generaciones. Colombia no es Holanda, ni Suecia, ni Finlandia. Todavía tenemos múltiples necesidades que no dan espera, de ahí que el tamaño de un Fondo de Ahorro no puede exagerarse. 8. El sector minero puede ser fuente de desarrollo Colombia es relativamente rico en recursos minero-energéticos y hay que aprovecharlos, pero con una concepción diferente a la que viene desde la colonia de simple proveedores de materias primas en busca de una renta.

 Es decir, utilizar nuestra riqueza parea industrializarnos. Para esto hay que cambiar el modelo de simples oferentes de materias primas sin ningún valor agregado. El sector minero es muy intensivo en capital, así que el componente directo de mano de obra es bajo, de solamente 212.612 personas en 2009. Su potencial se encuentra en el desarrollo de los eslabonamientos hacia atrás y hacia adelante. El sector requiere de bienes de capital, intermedios y de servicios que en alguna forma deberían producirse en el país y, por otra, los productos pueden sufrir un proceso de transformación, o sea, darles un valor agregado. Exportamos carbón pero muy poco lo utilizamos internamente.

Existen varias posibilidades: generar energía eléctrica con plantas térmicas, quemarlo en la industria para producción de vapor y calor; gasificarlo y licuarlo para producir gas natural, gasolinas y diesel. En petróleo, avanzar en petroquímica y refinarlo para vender productos finales. En cuanto al oro, fomentar su procesamiento, como la joyería. El sector necesita de personal altamente calificado, de consultoría, de construcción y de servicios especializados que podrían proveerse en un porcentaje alto por colombianos, pero ha hecho falta una política para que este sector impulse el desarrollo interno.


 Es indispensable que rompamos con el modelo exportador de materias primas y recursos naturales que viene desde hace quinientos años. En la colonia éramos exportadores de oro; posteriormente, con la independencia nos concentramos en tabaco, quina, y café a partir de finales del siglo XIX hasta la década de los setenta en el siglo XX; desde mediados de los ochenta comenzaron las exportaciones de carbón y se reanudaron las de petróleo, y en siglo XXI estas pasar a ser las más importantes junto con las carbón, oro y níquel. Las exportaciones de productos manufacturados de bienes de consumo se concentran en Venezuela y Ecuador, con muy poca presencia en otros países. Es decir, no hemos cambiado nuestro papel de exportadores de materias primas y recursos naturales. El gran reto es el de pasar a otro modelo de desarrollo de más alto nivel tecnológico, lo que requiere combatir la mentalidad de que no podemos ser un país industrializado. Nuestra riqueza en minería es una gran oportunidad para dar ese vuelco.

CONCLUSIÓN el  impacto del sector energético minero son muy variados. Hay impacto directo de la producción que han venido creciendo; el  impacto sobre el empleo son bajos; sobre la balanza de pagos son muy positivos e igual sobre los ingreso del Estado; son vitales sobre la seguridad en el abastecimiento energético y el bienestar de los hogares, pero son aún débiles sobre el resto del aparato productivo, especialmente el manufacturero porque no ha existido una política industrial que tome como base el desarrollo del sector energético para proveer internamente el mayor porcentaje de bienes y servicios que demanda este sector y darle mayor valor agregado a los productos del sector.

 El sector minero-energético colombiano es intensivo en capital, solamente explica 1,13% del empleo directo, pero tiene una participación alta en el PIB de 11,14% y en las exportaciones colombianas más de 60% en 2010 y en los ingresos por impuestos y regalías cerca de 24,0%. El empleo indirecto es bajo también porque el sector en la parte minera se ha concentrado en producir para exportar la materia prima y muy poco para darle valor agregado a través de encadenamientos hacia atrás y adelante. En petróleo y gas natural el país es relativamente rico, con 2 billones de reservas en petróleo y 4 gigapies en gas natural, pero dado el ritmo de producción y el potencial de reservas estimadas remanentes en el subsuelo, Colombia podría verse en dificultades al final del decenio de los veinte, ya que podríamos encontrarnos sin hidrocarburos. La euforia actual no permite tener una visión de largo plazo para definir una política energética integral. El país no piensa en fuentes nuevas y renovables de energía, en un esfuerzo intenso en uso racional y ahorro.

El Carbón es la excepción porque Colombia dispone de reservas suficientes para el consumo interno y las exportaciones para varias décadas, pero falta darle valor agregado como gasificación y licuefacción. El sector energético minero puede ser un motor de desarrollo importante si se logra que se produzcan encadenamientos con la demanda de bienes y servicios a que da lugar, lo que implica definir una política de industrialización voluntarista, impulsada por el Estado. De lo contrario, continuaremos siendo simplemente exportadores de materias primas como lo ha sido el país desde la época de la colonia. Otro punto que merece mencionarse es el relativo a las regalías que en el caso de metales preciosos son muy bajas y su incremento daría importantes recursos al gobierno central y las regiones. 

Quiénes son los responsables de la crisis eléctrica?
Aunque por la crisis eléctrica ya rodó una cabeza, la verdadera responsabilidad de tener al país al borde de un apagón va mucho más allá de la caída de un ministro.

La renuncia del ministro de Minas, Tomás González, ocurrida la semana pasada, como consecuencia de la crisis eléctrica, despertó toda clase de reacciones. Algunos la justificaron pues esperaban que rodaran cabezas, en especial del alto gobierno; otros opinaron que su salida no es suficiente y exigen que caigan más responsables; y finalmente hubo quienes consideraron que Tomás González fue un chivo expiatorio y que su retiro en nada cambia las cosas, pues el sector enfrenta un problema estructural que viene de años atrás y que está en mora de ser corregido.
Más allá de la emotividad de los comentarios que inundaron las redes sociales, hay que decir que en un país donde pocos renuncian a sus cargos para asumir la responsabilidad política - por el desempeño del sector que dirigen- y, por el contrario, abundan los que se hacen los desentendidos -cuando las cosas no marchan bien- al ministro González se le abona haber puesto el pecho y responder con su puesto. “Mi deber es asumir la responsabilidad política de esta situación, porque estoy convencido de que los ministros tenemos que responder con nuestros cargos por el desempeño de los sectores que dirigimos”, dijo en su carta de renuncia.
Pero la verdad sea dicha, la responsabilidad por tener al país al borde de un apagón va mucho más allá de la caída de quien fuera el quinto ministro de minas en los 6 años que van de la administración de Juan Manuela Santos.

Si bien hasta ahora no ha habido racionamiento y, a pesar del estrés al que se ha sometido el sistema energético, se ha podido abastecer a los hogares, comercios e industrias, quedan muchas preguntas sin respuestas.
Por ejemplo, por qué el sector eléctrico llegó hasta el filo de la navaja cuando se ha dicho que Colombia es una potencia en esta materia no solo dentro, sino fuera del país. Su capacidad hídrica, ha sido destacada en el mundo entero y muchas de las compañías del sector, traspasaron fronteras, y hoy son líderes en Centroamérica y en varios países de Suramérica.
O cómo explicar, también que, hace dos semanas, el Foro Económico Mundial (FEM) en un estudio sobre el estado de los sistemas energéticos en 126 países, destacó a Colombia como el octavo mejor del planeta. El informe señala que Colombia tiene un sistema fuerte, que ha aumentado la cobertura de energía y gas y ha expandido la generación eléctrica y en hidrocarburos.  El índice que compara los países tiene en cuenta tres aspectos: aporte al crecimiento, sostenibilidad medioambiental y seguridad y acceso. “El sistema energético colombiano es bastante fuerte y a pesar del Fenómeno de El Niño el país va muy bien. La imagen que yo tengo del sistema energético colombiano es como la de un Ferrari, qué es muy bueno,  y que  debe seguir preparándose, ir a pits y seguir evolucionando”, dijo Roberto Bocca, director de industrias energéticas y miembro del comité ejecutivo del FEM.

A cualquier ciudadano de a pié le suena ilógico que le digan que el país tiene un sector eléctrico fuerte y robusto -como anota el FEM- y al mismo tiempo le pidan que ahorre energía, si no quiere que haya un apagón. Tampoco es compresible para los consumidores qué, después de pagar en sus facturas una cantidad, para garantizar el suministro del servicio eléctrico, le adviertan que si no baja el consumo le cobrarán el doble.
Pues bien, las respuestas a los anteriores interrogantes no son para nada sencillas, porque no todo en este asunto es blanco y negro. Hay demasiadas aristas. El debate es muy técnico, y, como si fuera poco, en la actual coyuntura el tinte político ha polarizado la discusión.
También hay que reconocer que nunca antes habían coincidido tantos líos para el sector eléctrico, como en esta ocasión. Como bien lo han dicho muchos, se ha dado la tormenta perfecta. Este es el fenómeno de El Niño más fuerte de la historia por intensidad y prolongación. El caudal de los ríos y el nivel de los embalses comenzaron a descender aceleradamente.
Cuando se encendieron las térmicas para apoyar la generación hidráulica, diezmada por la sequía, salió a flote una crisis financiera en las plantas que trabajan con combustibles líquidos (diésel). Para evitar que un problema caja se volviera una crisis energética, el gobierno debió atender la situación de manera urgente, con medidas que implicaron aumento en tarifas para todos, lo que levantó un avispero y cuestionamientos a la figura del cargo por confiabilidad, hoy en el ojo del huracán y sobre el que más adelante se ahondará en este artículo. Por esta misma circunstancia, y para agregarle una tensión más al sistema, Termocandelaria, planta ubicada en Cartagena, entró en crisis. El 17 de octubre del año pasado paró, argumentando que no era rentable de operar, por lo que debió ser intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos y obligada a generar, aún a pédida.
El 2015, cerró con otra noticia fatal para el sistema. La central hidroeléctrica de El Quimbo, que aporta el 5 por ciento de la demanda diaria nacional de energía, tuvo que apagar sus máquinas, durante casi un mes, por orden de un juez, ante los cuestionamientos ambientales en el Huila donde está ubicada.
Y como para completar la tormenta, el 2016 comenzó con lo más inesperado. Un incendio en la central hidroeléctrica de Guatapé, de propiedad de EPM, sacó del sistema a esta importante generadora. El coletazo fue peor, pues afectó directamente a dos centrales, Playas y San Carlos, con lo que se perdió el 11 por ciento de la generación del sistema interconectado nacional. Lo peor es que mientras el agua de los embalses bajaba de niveles del 30 por ciento, apareció otro daño inesperado en una turbina de Termoflores, lo que puso a trabajar a media máquina esta térmica.
A todo lo anterior se sumó que Venezuela no cumplió el acuerdo por medio del cual la petrolera Pdvsa se comprometió a entregarle a Colombia 40 millones de pies cúbicos de gas por día, lo que ayudaría a las térmicas.
Aunque muchas de las circunstancias descritas atrás, eran imposible de prever, y por ello no es responsable hacer cacería de brujas para llevar a todos a la horca, si amerita hacer una reflexión sobre lo que ha pasado. Evaluar si el país debió estar mejor preparado para enfrentar estos riesgos inesperados; si ha habido fallas en la ejecución de obras; si las medidas que se han tomado para mitigar el impacto de El Niño llegaron demasiado tarde; y si las alarmas no sonaron a tiempo. Por supuesto, hay que revisar los roles de los involucrados en toda la cadena energética y conocer quiénes son los responsables, porque definitivamente no todas los males pueden atribuirse a la mala suerte.
En un debate que organizó la Universidad del Rosario, Luis Ignacio Betancur, experto en el sector eléctrico nacional, dijo que “no es mala suerte lo que tuvimos, fueron errores del Estado”. Según el analista, desde hace mucho tiempo eran conscientes de los daños que podrían venir a futuro y nunca lo trataron de evitar.
También algunos creen que a alguien hay que pasarle la factura de cobro por la menor disponibilidad de gas que tiene Colombia, lo que es parte importante de todo este problema. En este tema hay demoras, muchas injustificadas y que vienen desde el anterior gobierno.
En la distribución de responsabilidades hay discrepancias entre los técnicos, los operadores del sistema, los observadores económicos y los políticos.
Angela Montoya, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía (Acolgen), insiste en que el sector eléctrico es robusto, contrario a lo que afirman otros analistas y opina que las planta térmicas han hecho las inversiones para garantizar el suministro de energía, o de lo contrario el país estaría con racionamiento desde hace tiempo. “Lo que sucede es que el sector no es infalible”, dice. Para Montoya, buscar un responsable o pedir que rueden cabeza, no arregla el problema. “Las discusiones están migrando del tema técnico al político y no creo que eso sea lo más conveniente”, anota.
El presidente de Naturgas, Eduardo Pizano, afirma que ante una situación de emergencia como la que vive el  país las autoridades debieron actuar más rápidamente. “Para tratar de solucionar los problemas de Guatapé en el menor tiempo posible, el gobierno debía, incluso, mandar aviones de la fuerza aérea para traer los cables que necesita EPM”.
Para el senador del Centro Democrático, Iván Duque, uno de los más estudiosos del tema energético y crítico en la actual coyuntura, al país no se le ha dicho toda la verdad sobre lo que pasa con el sistema eléctrico. Según el parlamentario el gobierno actuó con desidia, le faltó concentrarse en una gestión técnica y ser más propositivo para encontrar solución a las dificultades, más allá de cualquier cálculo político.
El senador Duque lideró una proposición en el Congreso, que fue aprobada por el Senado, en la que se les pide la renuncia a los miembros de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) “debido a su actitud indiferente frente a la situación alarmante que atraviesa el sector energético del país”.
Mientras algunos creen esta entidad encargada de la regulación de los servicios de electricidad y gas, tiene muchas velas en este entierro, otros operadores de la industria eléctrica señalan que pedir la cabeza de todos los comisionados es puro populismo, lo que no significa que no consideren necesario hacerle ajustes a este organismo para que actúe más rápidamente acorde con las circunstancias. 
Los de agache
Lo que ha pasado con el sector eléctrico, ha generado tanta indignación, como el mismo caso de Reficar. Comentaristas en medios afirman que los consumidores no pueden pagar por los errores de los verdaderos responsables y piden sanciones.
En la polémica por el cargo por confiabilidad, las acusaciones van y vienen. En los últimos diez años, el país ha pagado por este concepto cerca de 16 billones de pesos que se les ha entregado a los inversionistas (distribuido casi por iguales partes entre el sector térmico y el hídrico) para garantizar la oferta de energía en condiciones críticas, como las actuales.
En palabras más sencillas, este cargo, es como si los colombianos pagaran por tener un taxi disponible para cuando llegue el momento de necesitarlo para una carrera. El conductor cobra por estar ahí parqueado, al pie de la casa y sin ocuparse, solo esperando que lo reclame el cliente.
En el caso del sector eléctrico, las térmicas por ejemplo, son como el taxi del símil anterior. El cargo por confiabilidad es un ingreso muy importante para hacer inversiones nuevas y mantenimiento y cumplir con el compromiso de suministrar energía en el momento en que llega la sequía.
La controversia sobre este punto surgió, porque algunas térmica (las que trabajan con combustible líquido) al entrar a operar a plena capacidad, se quejaron de estar al borde de la quiebra y ahí fue donde se armó Troya. El gobierno tuvo que intervenir y apoyarlas. Aunque ellas tendrán que asumir una pérdida importante (más de dos billones de pesos) para cumplir su compromiso, también a los consumidores les pusieron su cuota de 1,1 billones, a través de tarifas, lo que para muchos es injusto.
Esto desató un gran debate sobre si se ha usado bien el dinero pagado por el cargo por confiabilidad y dónde está la plata. La respuesta de las empresas generadoras es que está invertida. Se han construido 9 centrales hidroeléctricas y tres plantas térmicas. Adicionalmente en 2018 o 2019 entrará a operar Hidroituango, proyecto que se logró gracias a estos recursos, así como Quimbo.
Las respuestas no deja a todos satisfechos, en especial al ver la situación de ciertas plantas, como Termocandelaria. Y es aquí donde algunos se preguntas dónde ha estado la Superintendencia de Servicios Públicos, encargada de la vigilancia y control de estas plantas. La entidad se defiende con el argumento de que su función es vigilar que se cumpla la regulación en materia de suministro de energía pero no hacer seguimiento de los proyectos. La Superintendente, Patricia Duque, dice que en el caso de Termocandelaria, cuando no cumplió con la entregad de energía, se les intervino. “Nosotros hicimos una evaluación a toda la cadena de prestación del servicio. Visitamos 17 generadores térmicos que estaban suministrando la energía, con excepción de Termocandelaria”.
Cuando se analiza la situación de las térmicas, la Creg pasa al banquillo. La razón es que el precio al que las térmicas pueden vender su energía, cuando llega la sequía, está determinado por una fórmula diseñada por la Creg y que se conoce como “precio de escasez”. Los operadores afirman que esta regla se ha quedado desfasadas frente a la realidad del mercado y la Creg se ha demorado en actualizarla. Resolver el problema de puntual de las térmicas, no es fácil. Es como buscar la cuadratura del círculo. Que no se quiebren las térmicas, pero que tampoco se afecten los consumidores con tarifas más elevadas.
Lo cierto es que a la Creg le ha llovido el agua sucia por todos lados. El senador Iván Duque ha cuestionado la gestión de la entidad y sostiene que, entre otras, no alertó  sobre la fragilidad en el suministro de gas.
Precisamente, el gas es la otra pata de la discusión en la actual coyuntural. Una verdadera política energética, incluye resolver un tema tan crítico como el gas. Aunque en el gobierno algunos sostienen que el país podría estar nadando en gas y la actual estrechez del sistema sería igual, expertos dicen que el real problema del sector está en la menor disponibilidad de gas que tiene Colombia.
Llama la atención que escasee es gas, pues siempre se ha dicho que el país tiene reservas suficientes para ocho años. Es decir, no debería haber restricciones en la oferta, como sucede hoy.
Si bien una de las causas es la declinación de Chuchupa y Ballena, los grandes campos de gas de La Guajira, que abastecían gran parte de la demanda nacional, no menos cierto es que la red de gasoductos se quedó pequeña para transportar el energético. Esto ha tenido demoras que muchos atribuyen a la Creg que no toma decisiones oportunamente.
Uno de los proyectos más importantes, y del que se viene hablando desde el gobierno Uribe, ha sido las plantas de regasificación. Después de muchos tropiezos hace dos años comenzó la del Caribe  -está prevista para finales de 2016.- que permitirá importar gas licuado. Este proyecto se ha demorado más de lo previsto, según técnicos del sector, por la lentitud de la Creg que tiene que actuar decisiones más rápidas, pero también se ha visto afectada por temas ambientales. Según la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) de no entrar en operación en el tiempo previsto el país se vería enfrentado a serios problemas en la atención de la demanda.
Para el presidente de Naturgas, Eduardo Pizano, si bien la capacidad de gas está a su límite se puede aumentar con los proyectos de expansión de Canacol, los planes de explotación de gas costa afuera y con la citada planta de regasificación. 
Como se ve, en esta crisis las responsabilidades están muy compartidas. El ministerio como cabeza del sector, es el director de la orquesta que tiene que hacer que todos sus músicos lean bien la partitura. El hecho de que este gobierno lleve 6 ministros de minas (contando a María Lorena en calidad de encargada) dice mucho en esta coyuntura tan difícil. Es como si un equipo de fútbol cambiara de entrenador cada año. Eso dificulta la continuidad de las políticas, el seguimiento a los proyectos y la respuesta a los desafíos que se van presentando.
Ahora bien, si de responsabilidades se trata también hay que hacer un llamado a EPM. Si bien a esta empresa todos le reconocen el nivel de excelencia con el que opera, frente al episodio del incendio, quedan varios interrogantes. Algunos relacionados con los sistemas de control que tiene la empresa para prevenir eventos de esta magnitud; también sobre el adecuado mantenimiento a los equipos y los inventarios que dispone para atender circunstancias como las presentadas o incluso sobre el plan de respuesta rápida a estos siniestros. Al fin y al cabo, EPM es el guardián de una de las plantas de generación más importante del país.
Las autoridades ambientales también tienen su cuota de responsabilidad en esta crisis por las demoras  en la aprobación de las licencias para proyectos claves para el futuro, como  fue el caso de Quimbo. Y por supuesto también los gobiernos que tiene que apoyar mucho a las empresas cuando se meten en estos proyectos. Cabe recordar que EPM tuvo que suspender Porce IV por la presencia de grupos armados ilegales  y porque las exageradas indemnizaciones de la población asentada en la zona.
En conclusión ahora, cuando baje la marea de esta crisis, es importante sacar muchas lecciones. Si bien es  justo reconocer que el mercado eléctrico nacional lleva en vigencia de 20 años y ha demostrado tener un funcionamiento confiable y eficiente y que a pesar de que se juntaron todos los males, en esta coyuntura el país no se apagó, no hay que dormir sobre los laureles. Aunque en dos meses, el fenómeno de El Niño se ira, hay que estar preparados porque con el cambio climático, el país podría verse en  condiciones más extremas que las actuales. El tiempo dirá si de esta crisis saldrá un sector mucho más fuerte. Ojalá que así sea.
Apagando las luces
Los colombianos acogieron el llamado del gobierno y voluntariamente comenzaron a ahorrar energía.
Con el fin de incentivar el ahorro, el gobierno lanzó el plan “Apagar Paga”. Por cada peso que ahorre un hogar del consumo promedio de energía, recibirá otro peso como incentivo. Esto se traduce en que por cada kilovatio/hora ahorrado los usuarios residenciales y comerciales recibirán 450 pesos. Pero si el consumo es mayor al del mes de febrero tendrán que pagar 450 pesos adicionales por cada kilovatio extra que consuman.    
Para las grandes empresas como industrias cementeras, mineras, petroleras y grandes superficies comerciales, que son los que más consumen energía, el gobierno anuncio que les entregará una remuneración económica si utilizan sus propias plantas de generación y no hacen uso del sistema interconectado nacional.
Para demostrar que “el ahorro comienza por casa”, el gobierno anunció que todas las entidades públicas tendrían que apagar las luces a partir de las 6 de la tarde. La medida comenzó a regir desde el pasado lunes.
Esta intensa campaña de ahorro se oficializó el lunes 7 de marzo, después de la visita sorpresiva que hizo el presidente Juan Manuel Santos a la hidroeléctrica de Guatapé y de hablar con Jorge Londoño, gerente de Empresas Públicas de Medellín, (EPM). En ese momento el mandatario  comprendió que el país estaba abocado a un inminente racionamiento.  
Su preocupación aumentó cuando XM, operador del sistema interconectado, envió una carta al Ministerio de Minas y Energía, al Consejo Nacional de Operación y a la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), para que se establecieran cortes programados de energía durante las próximas cinco o seis semanas. Dichos cortes debían ser equivalentes al 5 por ciento de la demanda de energía, es decir, nueve gigavatios hora/día. A ello se sumó la propuesta del ex ministro de Minas, Amylkar Acosta, de adelantar en 60 minutos la hora oficial del país, una medida que se tomó durante el apagón de 1991.
El gobierno optó la cruzada voluntaria que comenzó a dar resultados. El lunes de la semana pasada el consumo bajó 1,7 por ciento; el marte 1,98, el miércoles se redujo 4,4 por ciento y el jueves el ahorro llegó al 4,26 por ciento. Los departamentos que más han contribuido a la campaña son Antioquia y Cundinamarca. Todavía no se ha logrado la meta de ahorro del 5 por ciento, como mínimo, por lo que los llamados al ahorro serán permanentes. A pesar de las lluvias de los últimos días los embalses siguen en niveles cercanos al 28 por ciento.
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